Introducción a los ciclos genéricos

Trabajo desarrollado por el grupo que está cursando el módulo VI. Jueves 10:00 hs. Julio 2010. Coordinadora: María Ayerza.

En este trabajo, nos proponemos abordar algunas generalidades con respecto al ciclo genérico competente al camino evolutivo biológico y consciente de todo el género humano. Nos abocaremos especialmente a las especificidades de tres de las Fases que lo componen. Escogimos para el emprendimiento de dicha tarea, el desarrollo de las siguientes Fases:

Fase IV: análoga a Cáncer. Comprende desde los 21 a los 28 años.

Fase V: análoga a Leo, de 28 a 35 años. Esta Fase incluye el retorno de Saturno.

Fase VI: análoga al signo de Virgo, de 35 a 42 años, que finaliza el primer hemiciclo, vinculado con el desarrollo de la individualidad.

Exploramos, además, la culminación de esta primera etapa formativa, las primeras seis Fases por las que atraviesa el Adán cósmico (el primer hemiciclo), donde recibimos materiales constitutivos de nuestra personalidad, plasmamos improntas en el plano de la materia y con ello, intentamos tomar conciencia del cuerpo y alma sensibles y racionales que somos, transitando un camino común de evolución. Este largo camino, dividido en doce etapas de siete años cada una o doce septenios, tendrá muchas diferentes maneras de ser recorrido, de acuerdo a las diferentes cartas natales existentes. Cada uno de nosotros se encargará de dar una forma e internalizar una estructura particular, dependiendo de los ciclos individuales de la propia Carta y del nivel de conciencia con el que estemos dispuestos a llevar a cabo este compromiso. Podemos decir, esotéricamente hablando, que el ser (partícula de energía universal) desciende a los planos densos de la mente, campo astral emocional, campo etérico y campo condensado físico de la materia mediante el alma, vehículo de la encarnación en esta vida. Una vida se inserta en un entramado energético mucho más amplio, un orden cósmico de espacio y tiempo, de ciclos de devenir, destino y libre albedrío que, además de participar del movimiento sistémico de eras planetarias y de vivenciar influencias personales por tránsitos planetarios y progresiones, debe afrontar un ciclo intermedio común a toda la familia humana.

Este ciclo intermedio es el ciclo genérico.

Urano, el encargado de indicar cualitativamente los septenios. Siguiendo su órbita, dará inicio a cada una de las Fases de la mano de los aspectos que éste hará consigo mismo. Aspectos comunes a todo el grupo humano que marcan cambios energéticos en cada nueva etapa. Nosotros analizaremos los inicios de la Fase IV con la cuadratura creciente de Urano consigo mismo, el de la Fase V con el trígono creciente de Urano consigo mismo y el comienzo de la Fase VI con el quincuncio de la salud, o quincuncio creciente, de Urano consigo mismo. También es posible establecer un seguimiento de las órbitas saturnina y neptuniana, con alusiones al nodo norte y a los ciclos de Júpiter cada doce años. He aquí la importancia de estas tres últimas fases del hemisferio inferior, correspondientes al llamado cuadrante creativo o Tríada del alma: en ellas intentamos terminar de resolver conflictos edípicos, nos liberamos de resabios nocivos de todo lazo intersubjetivo con nuestros padres, a pesar de que éstos lazos nos hayan servido durante las tres primeras fases de este gran ciclo evolutivo, a modo de alimento y cuidado. Aquí terminamos de recibir toda una herencia kármica y aspectos heredados de nuestros antepasados, elementos culturales y educativos, modelos familiares y restos no elaborados del karma de vidas anteriores (1). Aquí intentamos dilucidar nuestra misión personal (y real y sincera para nuestro Sí mismo) en el mundo. En suma, nos constituimos como adultos concientes, capaces de enmendar errores, capaces de reparar incompletitudes al caer en la cuenta de que nuestro presente es el resultado de pasos dados y decisiones tomadas en el pasado. Por estas razones, decidimos abocarnos a la exploración de esta interesantísima triada, germen de valores como la responsabilidad y no la culpabilidad de los actos humanos; semilla que da su primer indicio del emprendimiento del camino de la individuación.

4to Septenio – De 21 a 28 años – El alma sensible

El nacimiento del Sol en el alma. El yo termina su acción sobre el cuerpo físico y comienza la transformación del cuerpo astral, conformando el primero de los tres estadios del alma. El hombre es responsable de sí mismo y quiere empezar a conducir el barco a través de la tempestad. Es un momento clave: empieza a discriminar las relaciones familiares y sociales. Se elige el camino de la estabilidad o de la rebelión. Los juicios todavía están impregnados de simpatías o antipatías, aunque en este septenio, la persona sería más conciente de ello. A los 21 años hay una crisis de identidad. Si el YO no logra mantenerse en equilibrio, estas personas pueden permanecer en estado de inmadurez permanente. Lo opuesto también es peligroso: que la marea de sensaciones no haya podido manifestarse y el individuo no logre sentir. Este vacío del alma o tedio puede llevar a una neurosis existencial y a las drogas, en un intento de alcanzar vivencias espirituales añoradas. A los 21 años se es responsable de uno mismo, también ante la ley humana, y hay un corte aún mayor con el padre –, cuadratura menguante de Saturno–. En este septenio aparece la REBELION o la SUMISION. Es indispensable para este proceso, fomentar la ira (en el mejor sentido del término), que permita cortar lazos, –cuadratura creciente de Urano consigo mismo–. El YO, que trabaja los tres primeros septenios sobre el CUERPO FISICO para preparar el desarrollo anímico o nacimiento del alma sensible, durante el tercer septenio trabaja especialmente sobre el cuerpo de sensaciones para lograr esta maduración. Esa lucha con el caos anímico de la pubertad dará sus frutos. En el alma sensible emergen las tendencias y los instintos, los apetitos, las pasiones y los deseos propios de la naturaleza humana. Solamente reflexionando sobre nuestras vivencias y entregándonos a ellas empezamos a abrir en nosotros el alma racional.

5to Septenio – De 28 a 35 años – El alma consciente

A medida que nos aproximamos a los 30 comienza el período de adultez propiamente dicha. Uno debe hacerse cargo y es responsable de su propio karma. Para el ser comienzan las deudas de la acción u omisión. Este proceso deviene del primer retorno de Saturno, aproximadamente a los 29 años, por el cual cruzamos un nuevo Umbral y pasamos a ese otro espacio donde se cobra cada una de las decisiones inadecuadas para el Ser. Como dice Gail Sheehy «deben hacerse nuevas e importantes elecciones y alterarse o profundizar compromisos. Esto implica grandes cambios, confusión y, generalmente, crisis: la sensación de estar en el fondo y simultáneamente la urgencia de salir de el. Esta transición desemboca en el periodo mas estable y asentado de arraigo y expansión» (2). Generalmente se propone una reelaboración de estrategias en el trabajo, profesión, vida de hogar, etc. Esta etapa, donde normalmente ya hay una familia y trabajo establecidos, puede coincidir con búsquedas espirituales. Hay una necesidad inminente de cambio, e incluso muchas separaciones se dan en este período. La llave es la Verdad. Muchos empiezan un camino espiritual y muchos comienzan a vislumbrar la diferencia entre ego y Ser. Indagando este ciclo desde el planeta Urano, nos encontramos que éste está realizando su trígono creciente consigo mismo, inaugurando una etapa de plenitud. El individuo puede trabajar muchas horas sin cansarse, y en condiciones normales tiene un buen equilibrio psicofísico. En otras palabras, este ciclo se corresponde con la máxima potencia del individuo en desarrollo, quien adquiere conciencia de sí como ser humano único e irrepetible. Es un período de autoafirmación en el que nos sentimos imbatibles y con un plus de energía para lograr todo aquello que nos proponemos. El mayor peligro quizás, desde este punto de vista, es la soberbia. Es tiempo de cuestionamientos de la auténtica libertad y de la identidad más profunda. «Si no escuchas los susurros, soportarás los gritos», reza el dicho. Hay mucha energía y vitalidad. Es un tiempo donde la propia creatividad será puesta a prueba. Acontecen búsquedas creativas muy profundas y auténticas, pero esta etapa puede vivirse como una etapa de mucha angustia o de sensación de restricción de la propia creatividad. En este septenio especial de la biografía se dan las condiciones para la unión de las fuerzas del pensar con las fuerzas del sentir. La cabeza con el corazón. Es una época trascendente de la vida, en que el corazón podría estar maduro para abrirse a las fuerzas crísticas. Según R.Treichler «Aquello que hasta ahora fue aprendido por la cabeza (hemisferio izquierdo), sirviendo para la formación de sensaciones, debe tornarse ahora un saber cordial de corazón (hemisferio derecho)» (3)

6to Septenio – De 35 a 42 años – Alma Consciente

El proceso que comenzó alrededor de los 21 años con la crisis de identidad tiene, en esta etapa de la vida, su culminación. Las fuerzas se transforman radicalmente cuando se insinúa el esbozo del alma consciente. Un sistema binario de creencias se derrumba y otro enfoque, no sujeto ya a una doble condición física y psíquica (cuerpo y mente), empieza a conformarse. Aparece un espacio nuevo: el espiritual. La persona siente la exigencia de ser ella misma. Saturno está en la mitad de su segunda vuelta. Toma forma la nueva estructura auto gestada, si es que se articuló adecuadamente con la energía uraniana. ¿Qué valor tiene lo vivido hasta ahora? Puede que el balance no sea satisfactorio y algo empuja muy fuerte a elegir cuidadosa y sensiblemente con que elementos se continuará el viaje. Crisis de Autoafirmación, quincuncio creciente de Urano. ¿Qué sirve de mí? ¿Qué debo comenzar a depurar?… Esta tarea está unida al sentido de la vida y la finalidad de la existencia. Es el camino de la verdadera madurez anímica, ya que a la intensificación de la conciencia espiritual se le une la intensificación de la vida en el mundo. En este tiempo comienza a despertar «la Misión», la tarea que cada uno tiene como Ser. La pregunta acerca del valor de la propia vida es sustituida por; ¿Qué valor puede tener mi vida para el mundo? A los treinta y siete años se produce el tercer retorno del Nodo: si el alma ya madura, no ha comenzado a cumplir su propósito, el destino se hará sentir con más fuerza. Con el despertar espiritual aparece la certidumbre del devenir y una nueva concepción de la muerte, la conciencia del fin de la vida terrena. El yo comienza a producir la metamorfosis de la materia física. Las fuerzas de la conciencia comienzan a separarse del cuerpo físico mediante un proceso catabólico. Este proceso requiere un desgaste de la materia .Cada percepción, cada acto de la conciencia, se edifica sobre una ínfima desintegración de la organización físico–etérea. En la actualidad, la mayoría de las personas no logra el acercamiento al mundo espiritual en la segunda etapa de la vida. Las fuerzas de la conciencia son desaprovechadas. El cuerpo físico se deteriora, pero no hay transformación. A los treinta y seis años se produce el tercer retorno de Júpiter: conciencia de un orden que nos incluye. Confianza en un proceso. La humildad creciente debiera ser la culminación de esta fase que concluye a los cuarenta y dos años.

Vivencias relacionadas con las Fases de la 2da triada (del Alma) Fase IV, Fase V y Fase VI.

Elegimos las vivencias de una mujer en esta etapa de la vida (de los 21 a los 42 años), como para graficar más concretamente las fases. Apodaremos a esta mujer Andrea.

Fase IV: Alma Sensible (de 21 a 28 años). Andrea proviene de una familia grande (es la cuarta hija, de 5 hermanos) en donde, siendo ella pequeña, se imponían mandatos y reglas (del estilo de qué comida debía comer y cuales no); ella se oponía, una voz interna le pedía vivir otra realidad. Era imperiosa la necesidad de seguir su propio sentir y no lo que su entorno pretendía de ella. Es así que a los 23 años decide irse de su casa, sin previo aviso ni previa planificación, sin el apoyo de sus padres ni hermanos. Se mantendría económicamente ella sola, ya que trabajaba desde los 18 años. Desde los 22 años contaba con un sueldo estable, que luego vería que no le alcanzaba para cubrir todos los gastos. Pero esto no la hizo retroceder. El hacerse cargo de sí misma tiene relación con el arquetipo de Saturno. Nos cuenta que no tuvo en cuenta las consecuencias de irse sin más: la cuadratura creciente de Urano la acompaña a dejar atrás los mandatos e imposiciones externas y la incita a buscar un nuevo camino, su camino. Ella deja la casa impulsada fundamentalmente por el enojo con su mamá, quien hacía marcadamente de Saturno (la autoridad). Observamos la ira necesaria para dar el impulso a tal decisión, motor para el corte, para el cierre del ciclo, tal como pide Saturno. La madre le dice a los hermanos que ella «va a volver, total, no sabe hacer nada; es una inútil». Su madre al ver que fue una real independencia, no le habló por un año. Por otro lado el padre le pide que se quede, y le propone construirle un cuarto en la parte superior de la casa familiar. Ella rechaza esta propuesta. Destacamos que venía entrenando su cuerpo con actividad física (nadaba, corría, jugaba paddle), lo que la hizo estar mejor preparada y con más herramientas para poder cumplir con su meta, la libertad.

Fase V: Alma Consciente (de 28 a 35años). Siguiendo con el mismo caso, Andrea a sus 30 años sufre el corte de una relación que sólo había durado 2 meses, pero fue suficiente para que se desencadenara en ella una sensación de abandono profundo, con síntomas de pánico (sensación de morirse, parálisis, etc.). A partir de esto comienza psicoterapia. Vemos marcadamente el primer retorno de Saturno (a los 29 años y medio aproximadamente), que pide construir lo propio. Se asemeja a un segundo nacimiento, un «auto parirse». También Saturno hace que se descarte (no sin dolor) todo aquello que fue comandado por nuestro ego y que no le «sirve» a nuestro Ser. Ella nos confirma que tenía conciencia de los miedos que padecía, que todo era vivido con temor, y de cómo por ellos se aislaba y se quedaba sola. Vemos aquí la posibilidad de haber quedado atrapada por Saturno. Vemos la muerte necesaria del ego en esta Fase el ego pide a gritos ser escuchado (la resistencia al cambio) la lucha entre el Ser y el Ego. Nos cuenta que prioriza quedarse sola, para comprender quién es realmente, qué busca, qué quiere de su vida… las preguntas necesarias para buscar y quizás poder encontrar la VERDAD (la propia verdad, no la heredada, el propio camino). Poder ser conciente y ver desde dónde toma las decisiones, ¿desde el ego o desde el Ser? Esta Fase nos empuja a tomar conciencia del Sí Mismo, como único e irrepetible.

Fase VI: Alma Racional (de 35 a 42 años). Andrea deja la psicoterapia, por considerar que ya no avanzaba adecuadamente (concurrió durante 10 años), y comienza una Terapia alternativa. Un análisis (palabra clave en esta fase) desde otra perspectiva, quizá más integral. Otra señal que nos muestra como va dejando atrás lo que ya no va a cumplir una función importante en su vida, es una amistad de Andrea que termina luego de 10 años de duración y sin una causa preponderante. Vemos como comienza a discernir qué es lo que quiere realmente, con qué equipaje sigue su camino, qué considera ahora necesario o innecesario para seguir su viaje. Podemos ver la analogía con Virgo, signo análogo a la Fase VI, relacionado con el intestino delgado, cuya función es discriminar qué sustancias se absorberán, y seguirán el recorrido de la digestión, y cuales no. En esta Fase las preguntas nos van guiando para hacer el trabajo de separar paja de grano. A los 36 años, Andrea comienza el estudio de un lenguaje sagrado: coincide con el 3er retorno de Júpiter. A los 40 años aparece un maestro que le enseña a trabajar cuerpo–mente, y es quien la acompaña en su terapia alternativa. Nos cuenta que con esta terapia fue logrando reconocer cual es su verdadero lugar en su familia de origen, cuales son los orígenes de sus miedos, etc. En el área laboral, a Andrea se le presenta el conflicto de que su trabajo ya cumplió un ciclo y debe decidir qué camino tomar, si prioriza el aspecto económico o su vocación. Esta disyuntiva se manifiesta físicamente con repetidos dolores, inflamación y retortijones intestinales. Vemos literalmente que es el momento de «ingerir el purgante» y darle el espacio y el tiempo para que surta efecto: la necesidad de plantearse: ¿qué sirve de mí? ¿Qué debo comenzar a depurar?. De a poco, ella va tomando conciencia de que todo en su vida la va llevando a su real Misión: el servicio, ayudar al otro, no sólo en el ambiente laboral sino en todo ámbito donde ella se mueve, y desde un lugar sensible, visceral. Esta fase la relacionamos con el Holón (4), la Conciencia de un Orden que nos incluye.

Como cierre decidimos incluir el siguiente texto: «Diario de una joven pediatra al límite»

Tras conocer a la Madre Teresa de Calcuta, la argentina Magdalena Goyheneix se unió a Médicos Sin Fronteras y viajó en misión a Africa, desde el 2007 hasta el 2009.

Magdalena Goyheneix

Perfil: tiene 33 años, es soltera, médica pediatra e integrante de Médicos Sin Fronteras, «una organización humanitaria internacional de acción médica que asiste a poblaciones en situación precaria, y a víctimas de catástrofes y de conflictos armados, sin discriminación por raza, religión o ideología política», según su propia definición. Egresada de la Universidad de Buenos Aires con un promedio de casi 10 puntos. De misión: tuvo dos misiones hasta el momento, en Chad y en Níger (Africa). En este último país estuvo a cargo de un hospital donde tuvieron internados a más de 180 niños con desnutrición severa producto de la hambruna. Ella misma contrajo malaria y tuvo graves problemas de salud, por lo que tuvo que regresar a Buenos Aires.

En estos días: es cristiana, católica, aunque estudia el animismo africano, el Islam y el budismo. Tuvo malaria durante su estadía en Africa y debió ser evacuada. Actualmente realiza un curso de perfeccionamiento en el Garrahan, donde, además, trabaja.

Bibliografía: Notas y apuntes de la Escuela de Astrología de Zona Norte – «La Tierra como Escuela», de Roberto Crottogini.

(1) Según Rudolf Steiner, el acontecimiento biológico espiritual o la esencia del nacer, no consiste en que algo nuevo «sale» del vientre materno, sino que algo inédito y especial «entra» en el cuerpo físico del nuevo Ser.

(2) Sheehy, Gail; Las crisis de la edad adulta; Barcelona; Pomaire; 1979; Pág 236.

(3) Los paréntesis son nuestros.

(4) Un holón es a la vez un todo y una parte. La palabra fue acuñada por Arthur Koestler en su libro «El espíritu de la bóveda»

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