Texto elaborado por los alumnos que están cursando el Módulo VII.
Setiembre 2021
Cuando estudiamos los quintiles en nuestra Escuela, comparamos los quintiles con los Talentos (monedas de oro) de la parábola bíblica de los Talentos. Concluimos, a partir de la interpretación de esta parábola, que los quintiles son como potenciales dones (talentos) que la persona puede “aprovechar” – o no – según su nivel de consciencia y etapa de crecimiento espiritual. La persona podría simplemente tenerlos y utilizarlos, o bien no hacerlo.
Quintil Júpiter – Neptuno: Confianza en Uno Mismo y en el Uno / Confío en Mí porque soy Uno con la Fuente
Ambos están relacionados con la religiosidad y la espiritualidad. Júpiter es La Gracia, el Maestro Interior, y representa también la Confianza en Uno Mismo, la Comprensión Intuitiva, el Optimismo, la Generosidad, el Saber y la Verdad relacionados. Este arquetipo vibrando alto se une con el Contacto con lo Sagrado, la Sensación de Unidad y Armonía con el Universo, la Fe Profunda, el Servicio Desinteresado y la Imaginación de Neptuno, otorgándole la confianza necesaria para encaminarse hacia el Sentido de la Vida que su alma necesita.
Quintil Saturno – Neptuno: Trabajo y Disciplina en el Plan Concreto de la Vida Humana, alineados con el Todo
Saturno está relacionado con la Cruz de la Materia, Neptuno con la Unidad con el Todo. Autodisciplina, autonomía, paciencia, perseverancia en el camino humano – de carne y hueso -, y procesos a lo largo del tiempo, para encontrarse con la Unidad. El equilibrio justo entre habitar el propio cuerpo y estar encarnados, y lo Inescrutable, lo Intangible – el Uno. Este Quintil está orientado a la comprensión de que nuestra vida terrenal también es sagrada y es un medio para llegar a la finalidad última que es la Unidad. También al contacto con la extrema sensibilidad, pero sin caer en desbordes. Imaginemos al junco que se balancea con el viento y no pierde el contacto con lo terrenal.
La Casa I (El Si Mismo) y la Casa XI (Grupos, Amistades), donde están ubicados los planetas involucrados, son las áreas de la vida donde nuestra compañera podrá experimentar los efectos de estos Quintiles. Podrá por ejemplo, ocupar un lugar de Maestro para un grupo de personas que buscan aprender sobre algún tema vinculado a la espiritualidad.
Quintil Júpiter – Luna: Madre y Maestra en la justa medida
«Guía con contención emocional y alimento con sabiduría».
La Luna es el planeta encargado de la nutrición personal y hacia los otros.
Cuando Júpiter, a través de su gracia, bendice a la Luna, le otorga el sentido de lo que es oportuno en el proceso de nutrición; es decir, cuándo, cómo y dónde – para expandirse y crecer.
El alimento emocional se embebe de generosidad e idealismo y el timón de la vida se vuelve sensible a las necesidades internas.
Son dos planetas dadores, considerados benéficos. Una energía lunar de buena calidad llevaría la persona a saber cuidar y cuidarse, de forma instintiva. La persona encuentra dentro de sí misma sus propios nutrientes, sus propios recursos – la Madre Interna. El Quintil con Júpiter facilitaría para que ella comparta esto con los demás, potenciaría un cuidar generoso, abierto, desinteresado, tanto de las personas del círculo familiar (Luna en IV), como en un sentido más amplio, del prójimo (Júpiter es un planeta social). Si desarrolló energía jupiteriana y lunar de buena calidad va a cuidar de los demás también enseñando a los demás que se cuiden (sin causar dependencia).
Este luminoso aspecto del Quintil permite a la luna no cerrarse más de lo conveniente, imprimiéndole la confianza necesaria en una dimensión espiritual.
Por último, Júpiter es un Maestro que le brinda confianza y la ayuda contactar con sus necesidades básicas de cuidado (Luna), y puede expandirla con generosidad y gracia hacia los demás.
Quintil Saturno – Luna: El Padre que exige y pone límites, La Madre que ama sin sobreproteger
Saturno representa el principio de realidad, estructura y límites, pero en un Quintil, vibrando alto, podría representar un padre que pone los límites con claridad y sabiduría. La Luna representa la Madre el amor nutricio, incondicional y sin límites que si no es limitado por un padre saturnino (o alguien que ocupe este rol), no deja que sus hijos crezcan. Asumimos que, si Saturno y Luna forman un Quintil, y si nuestra compañera lo vive como tal, serían el Límite y el Amor incondicional en las medidas correctas.
Este aspecto podría haberle otorgado la capacidad para abrirse camino con coraje e ímpetu, pero sin exabruptos, y con la posibilidad de trascender patrones que pudo haber recibido como mandatos.
En el caso de nuestra compañera Graciela, el impulso ariano, siempre estará guiado por la practicidad y la resistencia capricorniana. Entusiasmo, lucha y fervor, serían palabras claves en su historia de vida.
CONCLUSIÓN
La Casa I (La Identidad, el Ser) y la Casa IV (Familia de Origen, Familia Actual, la Raíz Nutriente), donde están ubicados los planetas involucrados, son las áreas de la vida de Graciela donde ella podrá experimentar los efectos de estos Quintiles.
Consideramos que estos Quintiles podrán ser vivenciados por Graciela en su vida en la medida que logre un equilibrio entre Confianza, Gracia y Generosidad (Júpiter) y Disciplina, Esfuerzo y Límites (Saturno). Estos planetas están en conjunción en su Casa I, la del Ser.