Este trabajo fue realizado y presentado por el grupo de alumnos del módulo V que cursan los viernes a las 10:00 hs. (Julio 2007). Coordinadores: Gabriela Tucci y Rubén Urbe.
«Tomó el pan y habiendo dado gracias, lo partió y dijo: ‘Este es mi cuerpo que por vosotros es partido’… Tomó también el cáliz y dijo: ‘Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre. Cuando lo bebáis hacedlo en memoria mía…» – Corintios 11:23,26 (síntesis de la Ultima Cena).
En este Ascendente, Piscis, nos encontramos con el curador/sanador, que H. Sasportas describe en su publicación Las Doce Casas–Ascendentes , en donde consagra su vida al servicio del prójimo (Virgo en Casa VII), con un sentimiento de empatía por el dolor del otro, sintiendo el dolor de afuera del mundo como su propio dolor
Recordemos que el regente de esta carta es Neptuno, es aquella parte de nosotros que se adapta, que se refleja e intenta unirse, tratando de disolver límites y experimentar la unidad con el resto de la vida. La buena disposición, la aceptación y la fe nos ayudarán a entender este proceso de entrega a esferas superiores a la vida humana.
Cuando damos comienzo a la interpretación de una carta lo hacemos a través del Ascendente. Si tomamos como metáfora la imagen de un castillo, su puerta principal sería dicho Ascendente, cuya energía, en este caso Piscis, el signo final de la Rueda del Zodíaco, la cola de Ouroborus, es energía pura que no excluye nada. Y que nos permitirá acceder al rey Sol, sin olvidar las tareas desempeñadas por «el ama de llaves», la Luna. ¿Cómo hacerlo? En este lugar no existen palabras, ni formas, ni estructuras, no hay nada que sustente ni apoye (ni siquiera la física cuántica, como en el caso de Acuario). Sólo el misterio, el caos, lo desconocido, la disolución final, la resonancia, la empatía, lo onírico, lo insustentable.
Elegimos la carta de la doctora Elizabeth Kubler – Ross, para poder dar forma concreta o tangible a este Ascendente. Psiquiatra y tanatóloga, trabajó en forma personal, sustancial y empeñosamente, en acompañar a enfermos terminales hasta el propio umbral de la muerte. Y ella misma, a través de la psicología transpersonal, viviendo experiencias extracorporales y trascendentes, fue confirmando lo que decían sus pacientes, acerca de seres o visiones culminantes en el mismo momento de morir.
Su Carta Natal y datos astrológicos nos dice: Sol y Luna en Cáncer en conjunción con Plutón; del conteo de elementos y Cruces surge la Cruz Cardinal de Agua, reforzando nuevamente a Cáncer como su signo constitutivo. La predominancia de Agua como elemento, pudo haberle dado un matiz emotivo, sensible, y tal vez de miedo y de desconfianza en un principio. Debemos considerar que teniendo su Ascendente en un signo de Agua nos encontramos con una matriz de Aire: Acuario en casa XII, Géminis en casa IV y Libra, en este caso, interceptado en casa VII. Si iniciamos el viaje de esta carta a través de la vía seca, entenderemos como tal cuando nuestro Ser aún no ha aprendido a escuchar los mensajes de la Vía Húmeda o sea el camino del Héroe, el camino hacia nuestro Sol. En este caso lo haremos desde Acuario en Casa XII, dando lugar a actos utópicos e idealistas, reforzados por Sagitario en el medio cielo.
– Casa X – sumando un matiz dogmático y fundamentalista a sus creencias. Transitando dicha vía el Ascendente en Piscis pudo traerle como destino situaciones confusas, adictivas, mesiánicas, donde se haya encontrado con estafadores, magos, mitómanos. En un primer momento pudo haber un estado de conmoción general, sintiéndose desbordada por las penas de otros, sin encontrar un límite preciso entre ella y la persona que las padecía. Dicha simbiosis tal vez le impidió tomar la distancia emocional necesaria para poder sostener y ayudar al otro. Aquí su raíz, Casa IV en Géminis, en la Vía Seca tan solo se alimentó de información, que quizás la confusión de su Ascendente no le permitió ordenar ni dar sentido, pero ya ingresando por la vía húmeda pudo haber facilitado la objetividad necesaria para desarrollar un yo observador que le permitiese diferenciarse de la situación, adquiriendo múltiples conocimientos e impidiendo ser desbastada por este mar de emociones.
Su casa VIII, en esta matriz de Aire, aunque Libra se encuentre interceptado en casa VII, pudo en un principio, en la Vía Seca, mostrarse hipócrita y complaciente con el otro, ocultando sus verdaderos sentimientos en pos de la armonía y la belleza. Activado el «efecto licuadora» de esta casa en la Vía Húmeda, la situación resultante es la el equilibrio necesario y la integración de los opuestos.
La casa VII, donde encontramos a Virgo, su descendente, en la Vía Seca pudo haber sido un lugar de proyecciones, encontrando en el otro actitudes tales como: rigidez, obsesiones, fobias, rutinas. Sólo al integrar a este signo en el recorrido de la Vía Húmeda pudo adquirir capacidad de discernimiento, encontrar el orden imprescindible para poder sumergirse en las profundidades oceánicas configurando el eje cósmico PISCIS – VIRGO.
Los frutos propios de un Sagitario en X nos habla de una maestra y guía, que como Caronte, acompañando el alma de los muertos hacia el Hades, ella lo hacía transitando junto a sus pacientes, con fe, la disolución final. Su raíz en Géminis, Casa IV, ayudó a que toda esta biblioteca humana de experiencia de vida, la haya volcado en sus libros con el cual, hoy en día, nos permite disfrutar de un viaje que nos maravilla, y nos enseña a vivir hasta la propia muerte.
Saturno en Escorpio en casa VIII es el ápex de una T cuadrada: Saturno – cuadratura Neptuno – cuadratura Júpiter, Júpiter oposición Neptuno; y Saturno también como ápice de una configuración llamada asa de balde, como el Maestro de la muerte, refrenando, dando estructura, firmeza y ley al abismal caudal de sensaciones que brinda la energía pisciana.
Al principio, Saturno pudo haber actuado como una estructura demasiado rígida, inhibiendo o acentuando su propio miedo a la muerte y/o a la sexualidad, hasta que logró confrontarlos a través de sus pacientes, curándose en el intercambio con ellos e infundiéndoles coraje. Esto le valió que sus colegas comenzaran a llamarla doctora Muerte o doctora Buitre, mostrando el temor que les provocaba su desafío a uno de los más grandes tabúes de la humanidad.
Una gran ayuda es Júpiter en Casa XII, regente de su Medio Cielo, dándole fe, entusiasmo y confianza en la transmutación de la misma muerte. La oposición con Neptuno puede haberse manifestado como un disparador de mesianismo, creyéndose ella misma un Mesías o siguiendo ciegamente a algunos de ellos. Pero nuevamente aquí Saturno, como ápex de la T cuadrada y actuando como ley, le impone el dirigir su conciencia hacia su interior, buscando y reconociendo a su propio maestro interior, en vez de seguir a maestros externos.
La polaridad uraniana, con Urano Casa I, nos permite decir que hay posibilidades de un carácter revolucionario e inquieto, cuyo disparador pudieron ser los viajes que realizó desde la adolescencia por Europa, o el viaje a Nueva York, donde empezó a trabajar con enfermos mentales y donde se horrorizó al ver el tratamiento que recibían los enfermos terminales. Su Venus en Géminis en casa III, en quintil con Urano, le otorgó la posibilidad de comunicación y principalmente la apertura al otro sin discriminación, pudiendo así unir Inteligencia con amor.
El arquetipo venusino la alimenta de Amor Universal ya que también tiene un quintil con Neptuno. La energía neptuniana despertó vez durante su infancia con sus primeros contactos con la muerte, o en aquellas visitas a los campos de concentración nazi, donde empezó a observar con detenimiento, en las paredes, los dibujos que los niños hacían allí antes de morir. Como ellos no encontraban palabras adecuadas, sus dibujos transmitían el pasaje de la vida hacia la muerte representado por el cambio de una oruga a mariposa, sabiendo instintivamente que la muerte los liberaría, transmutando de un estado a otro y encontrando la belleza del ser. Para ella, los niños, al no estar inhibidos por los miedos condicionantes de los adultos, fueron sus mejores mensajeros y maestros de la muerte, como un mensaje de fe y esperanza. De allí que tomó a la mariposa como su símbolo imperante, una imagen venusina. EKR creía que las cuatro funciones para acompañar en el proceso de la muerte eran: escucha verdadera y sin juicio, aceptación, permanecer a su lado, comunicación y amor.
Toda su vida fue una manifestación de su Ascendente en Piscis, junto a la resolución de su polaridad neptuniana, siendo Neptuno también el regente esotérico del signo de Cáncer, energía que predomina en su carta.
Vida de compasión, sacrificio, olvidándose de sí misma en una total identificación con el otro, volviendo a sí misma sólo por momentos, para volver a fundirse en el próximo paciente o moribundo que tuviera que acompañar. Donando todos los honorarios de sus libros para la creación de orfanatos, oficiando una vez más como servidora de la sociedad. Y con Júpiter en la XII, y habiendo nacido un día jueves, al momento de su muerte, pidió que lanzaran globos al cielo, que la despidieran con alegría, para que anunciaran allí su llegada. Y que ella seguiría allí, arriba, a nuestro lado, bailando con las galaxias.
Y para culminar nuestro trabajo nos gustaría citar el «Mantram de la Unificación», de T. Saraydarian:
«Los hijos de los hombres son uno solo y yo soy uno con ellos. Busco amar, no odiar. Busco servir, no exigir debido servicio. Busco curar, no herir. Que el dolor traiga debida recompensa de luz y amor. Que el alma controle a la forma externa de vida y todos los Acontecimientos, y revele al amor que subyace en los sucesos del tiempo. Que vengan la visión y la intuición, que el futuro se revele. Que se manifieste la unión interior y desaparezcan las divisiones externas. Que el amor prevalezca. Que todos los hombres amen.»
– ¿Que es un poeta? Es alguien que debe sufrir la desintegración antes de poder revelar la belleza y la verdad. Sin este proceso de destrucción personal, su obra no puede alcanzar la autoridad profética de la verdadera poesía. La voz del poeta que ha experimentado la muerte y la desintegración puede llegar a expresar verdades proféticas que son intemporales y universales. – Aquí me vez de pie a tu lado y oyes mi voz, pero te digo que todas estas cosas, Desde la estrella que acaba de asomar en el cielo hasta la sólida tierra bajo nuestros pies. Digo que todas ellas no son más que sueños y sombras. Las sombras que ocultan a nuestros ojos el mundo real. Pero esta más allá de este hechizo y de esta visión, más allá de todo ello, como detrás de un velo…»
«The Great God Pan» – Arthur Mechen.
GRACIAS DOCTORA MUERTE POR SUS ENSEÑANZAS
Bibliografía: Neptuno, un estudio astrológico, de Liz Greene