Trabajo desarrollado por alumnos que están finalizando la carrera en nuestra escuela. Cursan los miércoles, 18:00 hs. Julio 2010.
*Nota de la escuela: Quiero agradecer, muy especialmente, a estos cuatro alumnos, por la profundidad, intensidad y sensibilidad con la que han volcado sus impresiones sobre este complejo tema, permitiéndonos enriquecernos gracias a sus aportes.
«La banda sin fin» – Escher
Sinastría es una compleja especialidad astrológica que trata del estudio de los vínculos. El trabajo que estamos presentando tiene más que ver con nuestras apreciaciones subjetivas sobre el tema que con cuestiones técnicas.
Consta de cuatro partes:
– La primera son nuestras apreciaciones personales y subjetivas.
– La segunda es una introducción.
– La tercera son algunos ejemplos simples que apenas pretenden ilustrar los conflictos que se pueden dar entre dos personas a través de los respectivos aspectos que forman sus cartas.
– La cuarta es una leyenda que elegimos y que se nos ocurre está muy relacionada con el tema.
Primera parte: Sin el otro, ¿Yo quién soy?
El mundo de las relaciones siempre me pareció fascinante. Cuando era una niña era capaz de quedarme mirando eternamente a dos personas tomando un café en la mesa de al lado. Realmente yo me creía invisible hasta que la voz de mi mamá me advertía que no estaba bien mirar así a la gente. Lo mismo hacía en los trenes, en el almacén, en el colegio, con mis padres, con mis abuelos, etc. Ya de más grande, eran mis amigas las que me codeaban para que dejara de mirar «de esa manera». Lo que me atraía no era necesariamente lo que decían; de hecho, cuando volvía caminando a mi casa, en esas noches heladas del pueblo donde crecí, también me quedaba espiando por una ventana que encontraba abierta a una familia organizando la cena, o sentados a la mesa, o quizá a dos viejos mirando televisión: No escuchaba lo que decían, lo que me importaba en realidad, era el «color» de cada uno y como se combinaba con el «color» del otro. Yo veía colores, belleza, fealdad, felicidad, desdicha. Podía percibir la «música» que esas personas ejecutaban al relacionarse. Aclaro que en esa época yo era la mayor parte del tiempo neptuniana directa, así que mi fantasía volaba creando historias que luego me acompañaban a la cama y en mis sueños. Algunos de esos personajes «espiados» pasaban a formar parte de mi vida, porque evidentemente yo me sentía identificada con ellos. Y sigo así, pero más cautelosamente, observando a la gente, que es también observarme a mí misma, porque soy yo la que observa. A través del maravilloso viaje de autoconocimiento que emprendí al estudiar Astrología, me encuentro canalizando vocacionalmente esta pasión mía de tratar de ver más allá de lo evidente. Ahora comprendo que somos Co–creadores del Universo que nos rodea, y si soy Co–creadora quiere decir que hay un otro que crea conmigo, –además de Dios o Mente Superior que nos trasciende y es la Idea. Y así llegamos a la Sinastría. ¡Qué deleite que es el estudio de los vínculos y las relaciones! Ahora puedo ponerle palabras a lo que veo: fuerzas, resistencias, energías, vibración, fuego, tierra, aire, agua, víctimas y victimarios, manipulador y manipulado, armonía, conflicto, discípulo y maestro, el ordenado y el caótico, el abandonado y el abandónico, el intimista y el desapegado, etc., y las pertinentes proyecciones que van y vienen. Y también puedo, a veces, identificar cuáles son los personajes mitológicos que están en juego: Zeus y Hera, Castor y Polux, Deméter y Core, Urano y Cronos, Ares y Afrodita, etc. Ahora ya no espío escondida detrás de las ventanas; ahora el consultante me deja ver su alma desnuda a través de su Carta Natal, y no le importa que la observe horas y horas para junto con él desentrañar el misterio que la habita. Ahora, con el estudio de Sinastría espero vibrante el momento de estar preparada para que sean dos o más, las almas que recurran a mí, y así acompañarlos a encontrar una bella melodía que puedan tocar juntos.
Resolución del título: Sin el Otro, Yo no Soy.
María Sawczuk
Mi visión de los vínculos
No puedo concebir la vida sin la existencia de vínculos, y son los vínculos los que definen mi modo de vivir. Sin embargo saber relacionarme es un arte muy difícil de lograr y supongo que también lo será para la mayoría de las personas. Según sean la calidad de mis vínculos podré disfrutar la vida o padecerla. La vida es un milagro en sí misma. Convivir armoniosamente de una manera honesta y confiada conmigo mismo tal vez sea la primera dificultad a vencer. No debería pedirle a nadie, ni siquiera a las personas a las que más quiero, que hagan por mí lo que yo no soy capaz de hacer conmigo mismo. Dicho en otras palabras, si no empiezo por respetarme y quererme a mi mismo no puedo exigir ser amado, ni siquiera ser querible mostrando una imagen que halague a los demás. Claro que quererme no significa adoptar una postura narcisista que excluya los demás, ni caer en el extremo opuesto de querer satisfacer siempre los deseos del otro olvidándome de los propios. Ahora, ¡qué difícil discernir entre los deseos de mi ego y las necesidades profundas de mi ser! Esta frase (que no es mía) tal vez ayude un poco a experimentar lo que quiero decir «el que ama da y si estoy dando no necesito pedir nada, simplemente experimentar el placer del dar». El amor, entonces, no se pide, se da. No puede ser una limosna, no puedo suplicar que me quieran. En mis vínculos entonces no quiero dependencia, quiero libertad, la libertad de seguir eligiendo cada día con quien vivir y cómo vivir. No podemos sufrir por amor, eso simplemente no es amor, es otra cosa. Hablaba de empezar todo vínculo con respeto por el otro, por prestar atención compasivamente a su decir, a sostener con mi actitud su confianza en mi persona, poder emocionarnos juntos, el compromiso de valorarnos y querernos en todas sus formas. En cuanto al respeto por mi mismo será a partir de no negar todas mis miserias humanas, sino por el contrario reconocerlas como propias investigando simplemente y a partir de todo lo que me molesta en los demás cuánto me pertenecen estos mismos defectos que veo y juzgo. Una vez logrado esto es más sencillo dejar el rol del juez y reemplazarlo por alguien que comienza a ser comprensivo. Los vínculos mal vividos nos causan dolor y si nos causan dolor seguramente nuestro ego estuvo involucrado. Mi ego tiene que aprender a hacer silencio y comenzar a prestar atención a los anhelos de mi alma. Por el contrario, un verdadero encuentro con otro debería ser un momento gozoso y de intensa alegría. Es importante poder «salirnos de nosotros mismos» como si una parte nuestra se desprendiera del cuerpo físico y, situándose por encima, en algún ángulo de la habitación donde nos encontremos, pudiese observar y ver los colores que van tiñendo a nuestros cuerpos sutiles y advertir las tonalidades que se condicen con los estado de ánimo opuestos al amor. Entonces veríamos el color del miedo, de la envidia, de la culpa. ¡Qué bueno reconocer cuando alguno de estos diablillos se enseñorea y gobierna nuestras relaciones! sean las que fueren: laborales, amistades, familiares, y darnos cuenta que es el amor lo que nos puede convertir en seres poderosos y no simplemente alcanzar el poder por el poder en sí mismo.
Fernando Giribone
No hay peor ciego que el que no quiere ver
Mucho antes de empezar a estudiar Sinastría, cuando empecé con Astrología, me sublevó (y uso éste término adrede porque eso sentí) el escuchar de parte de mi profesora que si algo nos molestaba de otra persona era porque ese «algo» estaba dentro nuestro. ¡No puede ser! ¡Ahora me van a decir que si me irrita un tacaño es porque YO soy así??!! A medida que fui avanzando en éste estudio y camino personal – que para mí son una unidad – fui rumiando y analizando, enojada al principio y tratando de tener una actitud más abierta después, este tema fundamental en la vida de cada uno. De cualquier manera, no le encontraba la vuelta al asunto; todo estaba en la esfera mental, lo entendía pero no lo comprendía, no se hacía carne en mí. Como muchas veces me ha sucedido en la vida, un simple disparador me dejó absolutamente perpleja y boquiabierta: había llegado el punto de maduración interna. Me casé muy joven y durante mucho tiempo de mi vida matrimonial me defendí echándole en cara a mi marido, escorpiano él, su actitud manipuladora, dominante y controladora. Un día estando en clase de Astrología, estudiando los Ascendentes, hablamos de la casa VII y su característica proyectiva y ¡¡eureka!! Mi Ascendente es Tauro por lo tanto mi descendente es ¡¡Escorpio!! En un microsegundo hice consciente que todo lo que le recriminaba a mi marido y odiaba tanto era «mío». Inmediatamente me sentí horrible por lo ciega y obtusa que había sido, y comencé a bucear dentro de mí para reconocer y hacer contacto con esa parte tan en sombra. También me fui dando cuenta de que el reconocer que tengo esas características no significa que el otro no las encarne. Es un juego de a dos. Yo resueno con la nota que otro ejecuta. A veces siento que somos como murciélagos que vuelan guiándose por el rebote de los sonidos que ellos mismos emiten ya que son absolutamente ciegos. Nosotros somos ciegos a toda la realidad que no resuena en nosotros y nos manejamos en la vida guiados por aquello que nos tañe alguna cuerda interna. Pero, justamente por ser tan limitada nuestra visión, ¡qué importante es el forjarnos con nuestra constante fricción, sea buena o mala la relación, con el otro! Leí una frase de Martin Buber que me encantó: «El hombre se convierte en un Yo por mediación de un Tú». A veces me he sentido tan autosuficiente, y en mi soberbia creí ilusamente que no necesitaba vitalmente a los demás. Pero me fui dando cuenta de que esto lo confundía con mi necesidad intermitente de estar sola y sentirme «libre» de mis relaciones más comprometidas. Pero bueno, aprendí con mi carta que esto responde a ciertas necesidades mías y que una vez que tomo aire puedo relacionarme sin tanta proyección con el entorno. Otro tema de Sinastría que me parece fascinante es el de «Un Otro». No me resultó tan difícil identificar qué «otros» fueron apareciendo en mi vida encarnando las energías que yo fui necesitando, pero me resulta más complicado dilucidar qué «otro» he sido y soy para los demás. Con éste tema también comencé a pensar en la enorme responsabilidad que tenemos los que estamos un poco más despiertos con respecto a sintonizar con las necesidades de los demás. Si alguien necesita a «un otro» lunar y nosotros estamos atentos, vamos a poder captar y sintonizar con su necesidad poniendo en movimiento nuestra capacidad nutricia y contenedora. Yo tuve la experiencia, dolorosísima pero altamente iluminadora, de acompañar a una amiga muy querida en su enfermedad (un cáncer terminal) y su muerte. Cuando estaba con ella trataba de no ser estúpidamente consoladora y decirle mentiras «piadosas», ya que ella era una persona muy lúcida y hubiera sido menospreciarla en su inteligencia y entereza para afrontar la enfermedad. ¡Qué difícil era para mí ser contenedora y a la vez honesta con la situación! Trataba de mirarla y percibir qué era lo que ella necesitaba en ese momento, y a la luz de lo que ahora sé de Sinastría creo que fui encarnando varios «otros». ¡Qué bueno sería que desarrolláramos más la conciencia de magnetismo, y que atraemos lo que emanamos! Es muy interesante ver cómo si ponemos en ejercicio algo que suena tan trillado como tener «buena onda» el entorno cambia. Tengo varios hijos, y desde que ellos eran muy chicos me di cuenta de que yo era el regulador de la temperatura anímica de mi hogar. Los niños son absolutamente espontáneos y responden rápidamente a los estímulos. Mi casa tomaba mi color anímico, yo nerviosa = hogar nervioso y mala onda; yo alegre = hogar alegre y buena onda. Esto no solamente se da en los círculos más íntimos sino también en las relaciones casuales. No me resulta NADA fácil, pero ¡¡Vale la pena el intento!!
Laura Mariani
EL MISTERIO DE LOS VINCULOS
Siempre me interesó el papel determinante de las relaciones interpersonales en la vida del ser humano. Desde muy chica me pregunté qué hacía que dos personas que estaban aparentemente lejos, pudieran conocerse y llegar a establecer un vínculo profundo. Mi actual pareja se encontraba a 700 km de mi casa en ese momento. Tal vez, ya estaba pautado, tal vez mi búsqueda me atrajera la experiencia. Siempre anduve buscando, tratando de comprender, entre otras cosas, el porqué uno «se engancha» con una persona y otra simplemente le resulta indiferente. Encontré en la Astrología una manera de poder leer esa trama misteriosa y orgánica que son nuestros vínculos. Cuando dos personas se encuentran, crean una relación única e irrepetible. Y es en ella en la cual cada uno podrá desarrollar aspectos de su personalidad, que estaban dormidos hasta el momento. Veo a las relaciones como una oportunidad, y aunque a veces la relación nos resulte desagradable, el otro siempre es un maestro. El asunto está en darnos cuenta de qué es lo que el otro nos «espeja». Para esto es importante tomar contacto con lo que nos pasa adentro; mientras nos movilice, nos afecte, nos está reflejando algo que nos pertenece. Observarse, es clave para poder hacerse cargo cada uno del paquetito que trae. Dejar de buscar un culpable y ser conscientes de quién es uno y quién es el otro y qué es lo que nos producimos mutuamente. Mientras eso no suceda es difícil trabajar el vínculo y desarrollar aquello que oportunamente nos trae el otro. Es increíble cómo la mayoría de las veces, el otro nos muestra cualidades que nos son propias y que no podemos ver o asumir. Y otras, cuán enriquecedor puede ser un punto de vista diferente al nuestro. Siempre hay algo para aprender, para abrir, para expandir. Cuanto más difícil sea el conflicto más posibilitante y más profundamente transformados resultaremos. Es a través de ellos que podemos sanar aspectos cristalizados hace tiempo. Desde mi humilde lugar siento la gracia de poder ver a través de la Sinastria lo que fluye entre dos personas. La posibilidad de ver en diferentes aspectos de la personalidad cuáles son los botones que el otro activa en mí y viceversa. Es un regalo poder descifrar una porción del misterio de la Vida.
Carolina Quiroga
Segunda parte
Introducción
Así como ante los acontecimientos nos preguntamos: «¿Por qué, o mejor dicho para qué, esto me sucede a mí en este momento?» De la misma forma deberíamos preguntarnos: «¿Por qué o para qué esta persona viene a mí en este momento? ¿Por qué «me sucede» esta persona, aquí y ahora?» «¿Qué característica que desconozco o no acepto de mí mismo me viene a mostrar?»
«La regla psicológica dice que cuando no se toma conciencia de una situación interior, ésta se da exteriormente como destino. Es decir que, cuando el individuo no toma conciencia de sus contradicciones internas, el mundo se ve forzado a expresar el conflicto y a romperse en mitades opuestas».– C.G.Jung
Podríamos decir que esas mitades opuestas somos el otro y yo en situación de conflicto.
Todo lo que no es conciente permanece oculto y todo esto va conformando la Sombra. Nos parece de suma importancia aclarar que no sólo se ocultan allí nuestros aspectos más oscuros o sentimientos más bajos, también moran allí algunos talentos todavía desconocidos por nosotros. A través de un otro, tenemos la oportunidad de tomar contacto con nuestra Sombra, y asumir el difícil pero maravilloso desafío de vivir integrados, de ser individuos (in–divisos) pero operar como una totalidad.
Esta Totalidad que somos, a su vez, forma parte de una Totalidad Mayor, la cual tiene su propia Sombra: la Sombra Colectiva. Cuando no nos hacemos cargo individualmente de lo oscuro que nos pertenece, alimentamos la Sombra Colectiva, surgiendo luego de ésta personajes muy difíciles de digerir y asumir por todos. La paradoja es que somos nosotros los que los creamos.
«Soy uno con todas las cosas, en belleza, en fealdad, para todo lo que sea ahí estoy. No sólo en la virtud, sino también en el pecado soy compañero. Y no sólo el cielo, también el infierno es mío. Buda, Jesús, Lao tsé, es fácil ser su heredero. Pero ¿Gengis, Taimur y Hitler? ¡Ellos también están dentro de mí! No, no la mitad. ¡Soy la totalidad de la humanidad! Todo lo que sea del hombre es mío, flores y espinas, la oscuridad tanto como la luz. Si el néctar es mío, ¿de quién es el veneno? Néctar y veneno: ambos son míos. A quien quiera que experimente esto yo lo llamo religioso, porque sólo la angustia de tal experiencia puede revolucionar la Vida sobre la Tierra.» –Osho–
Generalmente vivimos tratando de controlar todo y también nuestros vínculos. A través de la manipulación, consciente o inconsciente, creemos que vamos a cambiar lo que no nos gusta del otro (ya sea éste el marido, el hijo, el amigo, el socio, el hermano, etc.) para así sentirnos más felices. Obviamente esto es una ilusión que lleva al fracaso absoluto en cuanto al crecimiento que nos propone relacionarnos con un otro que, a su vez, intenta hacer lo mismo con nosotros, porque estamos hablando de una energía de doble carril: el que proyecta y el proyectado, y viceversa. En realidad, lo que sí podemos «cambiar» es lo que nos pasa con ese otro; pero claro, esto exige un profundo autoexamen, llevar la mirada hacia adentro y ser, a veces, dolorosamente honestos con nosotros mismos y así poder hacernos cargo de que eso que nos molesta o irrita del otro nos pertenece. Con respecto a los tesoros que habitan en nuestra sombra, muchas veces se manifiestan en forma de envidia o celos. La llave es poder aceptar estos sentimientos que nos hacen tanto daño y convertirlos en la otra cara que es la admiración, para poder verse en el otro como en un espejo en donde podemos mirarnos y descubrir esos talentos todavía desconocidos para nosotros. Entonces, la clave, es dejar de intentar controlar al los demás y concentrarse en asumir la propia sombra; identificar qué es lo que proyectamos o están proyectando sobre nosotros, y de esta forma, o dejaremos de atraer hacia nosotros eso que tanto nos molesta o gradualmente se producirá la alquimia o sublimación en nuestra relación con el otro. Todo esto es más fácil de comprender si pensamos en el concepto de resonancia que nos muestra que el hombre necesita dentro de sí una correspondencia para cada percepción: no podemos resonar (sonar–con) o percibir algo si no coincide con nuestra frecuencia vibratoria, o sea, si no tenemos afinidad. El Universo nos devuelve la mirada que proyectamos sobre él. Cerramos esta parte del trabajo citando el Principio de Correspondencia que dice: «Como es arriba es abajo, como es abajo es arriba» ó «Como es adentro es afuera, como es afuera es adentro»
Ejemplos
En Sinastría los aspectos más potentes y significativos son los tensos, salvo la conjunción (porque los planetas involucrados se relacionan en armonía al estar en idénticas calidades energéticas). Los aspectos tensos, al igual que en las cartas personales, son oportunidades de crecimiento; en tanto y en cuanto se resuelvan las dificultades planteadas. Todo vínculo crece y madura si los desafíos se superan y devienen en aprendizaje. En cuanto a los aspectos blandos, para que existan los planetas deberán (al margen del orbe) estar en elementos afines. Aunque, de todos modos, un aspecto blando nunca provocará atracción. Tener en cuenta la jerarquía y signo del arquetipo energético en cuestión nos permitirá hacer un análisis apropiado. A excepción de oposiciones, cuadraturas y quincuncios, el resto de los aspectos no son relevantes. Al interpretar una Sinastría podemos ver que cuando algunas energías están en conflicto, trabajándolas concientemente llegan a resolverse en un punto medio y así hacen crecer el vínculo. Pero hay otras, como por ejemplo Mercurio (comunicación) y Júpiter (timón profundo del alma) que, en la mayoría de los casos, la tensión resulta irreconciliable y con el tiempo pueden causar la ruptura de la relación.
Ejemplo de Júpiter en oposición.
Matrimonio, ella Júpiter en Capricornio y él Júpiter en Cáncer:
Muy sintéticamente (ya que Júpiter es mucho más amplio y complejo), el sentido profundo de la vida de ella serían los logros profesionales, llegar a la cima de la montaña cueste lo que cueste, y si es necesario en soledad, cumplir con sus metas, etc. Para él, el sentido de la vida está relacionado con la familia, los hijos la vida clánica, el calor de hogar, sentirse necesitado, etc. Quizá él, espera llegar a su casa y encontrarse con una rica comida casera y caliente servida por su esposa, y la mucama le comunica que «acaba de llamar la señora diciendo que se extendió la reunión en la empresa y que no sabe a que hora va a llegar.» El se sentirá abandonado y acumulará rencor por tanta frialdad y desconsideración; y ella, ante sus reclamos, se sentirá ahogada de sólo pensar que tiene que quedarse en su casa a esperar a que su marido llegue. En éste caso hemos hablado de Júpiter en Sinastría en aspecto tenso. De cualquier modo, aunque ambos planetas estuvieran en aspecto fluido, si uno de los dos «despierta» a un camino de autoconocimiento y el otro no, sería muy difícil el vínculo. Sólo la paciencia que puede generar el amor entre ambos puede hacer que uno espere el despertar del otro. Si es que esto sucede, se puede producir verdadera alquimia en la pareja.
Ejemplo de cuadratura de soles.
Socios: Sol en Géminis, Sol en Virgo:
El geminiano será un generador de ideas, dudas, conexiones; será cambiante, versátil y discontinuo. Cuando el virginiano le pida orden y un análisis minucioso de cada idea y concepto, al primero le será imposible hacerlo porque además, ya está pensando en otra cosa. No podrá cumplir con la meticulosidad requerida por Virgo, es más, no le importará nada esa tarea que, además, le resulta aburridísima. El virginiano probablemente desespere y somatice, y quizá se ponga un tanto obsesivo ante lo que captará como un caos mental de su socio. Si bien ambos signos están regidos por Mercurio (aunque ahora consideramos a Kirón como regente de Virgo, Mercurio es su antiguo regente), su manifestación en cada uno es totalmente diferente. Como en toda cuadratura (donde ambos planetas deben ceder algo para poder construir algo juntos), pensamos que para que esta sociedad funcione ambos socios tendrán que ceder algo. El virginiano tendrá que estar, de alguna manera, al servicio del geminiano para «bajar» y ordenar sus ideas. Su importante tarea será discernir cuáles son de utilidad y cuáles son divagues mentales o delirios imposibles. Por su parte el geminiano puede ayudar a salir del laberinto al virginiano, cuando éste quede atascado en una idea recurrente, ya que podría tener conductas obsesivas, con lo cual le traerá «aire fresco». Entonces el virginiano puede ayudar a poner un orden y a organizar las ideas que proponga el geminiano, logrando que éstas tengan una forma de operar en conjunto, y a su vez seleccionarlas, ya que no todas las ideas les serán útiles. De esta manera, Géminis abre, propone y conecta, y Virgo ordena, purifica y lo hace posible, de modo que los logros para la sociedad serán sin duda muy apreciables.
Ejemplo de Cruz Cardinal y Cruz Fija
Dos hermanos, uno Cardinal de Fuego y el otro Fijo de Tierra.
Dos hermanos, uno Cardinal de Fuego y el otro Fijo de Tierra. Fallece el último progenitor que quedaba vivo y hay que decidir que hacer con la casa y todas las cosas que hay adentro de ese mausoleo lleno de recuerdos para los dos. El Cardinal quiere disponer rápido de todo, decidir que se vende, que se regala, que se reparte, en fin, vaciar la casa para después venderla. El Fijo, que todavía no puede ni siquiera aceptar la falta de sus padres, pide tiempo para poder ocuparse del tema, acusando al Cardinal de no respetar su dolor y sus tiempos. El Cardinal se impacienta porque ya tiene destinado el dinero de la venta de la casa y acusa al otro de ser muy lento y apegado. Pasan unos meses y el Fijo acepta sentarse con su hermano a hacer una lista de las cosas que cada uno quiere y surge un nuevo problema, el Fijo no se decide por ninguna porque en realidad las quiere todas; aún no teniendo lugar para guardarlas, siente tambalear su seguridad de sólo pensar en deshacerse de algo. Pensamos que en este caso, el Cardinal tendrá que hacer un gran esfuerzo para tener paciencia y comprender que para el Fijo las cosas forman parte de lo que él es. Su aprendizaje será entonces aprender a esperar para conseguir resultados. El Fijo deberá intentar poder desapegarse de los objetos independientemente de su valor afectivo o incluso intrínseco, y valorar entonces los beneficios que todo cambio trae aparejado. Su aprendizaje podría ser valorar al cambio como una fuente de oportunidades.
Para finalizar, un pequeño cuento para reflexionar.
Anécdota de Yoruba – Africa Occidental
Edshu – La divinidad engañadora
Un día, este extraño dios caminaba por un sendero en medio de dos campos. Vio a un labriego trabajando en cada uno de ellos y se propuso jugar con los dos. Se puso un sombrero que era rojo de un lado y blanco del otro, verde por delante y negro por detrás, de manera que cuando los labriegos regresaron a su aldea, uno le dijo al otro: «Viste pasar a ese viejo con el sombrero blanco?»; el otro contestó: «El sombrero era rojo». Y el primero dijo: «No, era blanco». «Era rojo», insistió su amigo, «lo vi con mis propios ojos». «Debes estar ciego», declaró el primero. «Debes estar borracho», contestó el otro. La disputa creció y llegaron a los golpes. Cuando iban a acuchillarse fueron llevados por sus vecinos ante el juez. Edshu en medio de la multitud que presenciaba el juicio y cuando el juez no pudo decidir de qué lado estaba la justicia, el viejo engañador se desenmascaró, expuso lo que había hecho y mostró el sombrero. No tenían más remedio que pelear», dijo. «Así lo quise yo. Sembrar la discordia es mi más grande júbilo»
Fernando Giribone
Laura Mariani
Carolina Quiroga
María Sawczuk
2 comentarios en “Sinastría: impresiones, sentimientos y pareceres”
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