Beethoven: su carta, su vida y su obra

Análisis de la carta de Ludwig Van Beethoven. María Concepción Vecchio, alumna del módulo IV de la escuela (2006)

Sol Sagitario Luna Sagitario Ascendente Escorpio
Regente del Ascendente: Plutón (en Virgo)
Modalidad «Mudable de Fuego»

Configuraciones:
1) Cuadrado Cósmico (Mudable):
Luna en II Sagitario Kirón en IV Piscis
Marte en VIII Géminis Neptuno en X Virgo (esta cuadratura no figura en el mandala ni tampoco la oposición Neptuno, Kirón)
2) Gran Trino de Tierra:
Plutón en III Capricornio
Urano en VII Tauro
Neptuno en X Virgo

Análisis del Cuadrado Cósmico: este Cuadrado Cósmico Mudable crea una enorme tensión, impidiendo o dificultando el control de las energías que aquí se generan, ya que funciona como un «ring side». La Casa II con: Luna, Mercurio y Sol en Sagitario, arde, estimulada por este stellium de Fuego. Con Júpiter en la misma Casa son cuatro los planetas que concentran aquí sus energías, dándome la impresión de una trinchera dispuesta a resistir influencias que atenten contra sus funciones. Es una usina de Fuego en cuadratura a Kirón en IV y está en aspecto menguante, lo que hablaría de cierta experiencia como para poder desfocalizarse un poco, teniendo más en cuenta a los otros. Kirón en Piscis está en exilio y además en oposición con Neptuno, lo que se traduce en algunos parecidos con Kirón en XII. Mi interpretación es que, a la complejidad de este arquetipo se le sumaría la «negación de la herida» desde la infancia, alimentando el mecanismo de una Luna negadora que lo «observa desde su bunker» (Por supuesto toda la carga de violencia y humillación que resulta de esto, se disparará más tarde hacia y desde Marte en VIII) Kirón en IV muestra que la herida está en la familia, relacionada con los padres y con alguna herencia karmática (Ambos progenitores, representados por el Sol y la Luna , tienen una vinculación destacada en puntos importantes de la Carta, en especial el padre.)

Kirón Cuadratura Marte en VIII: desde IV (angular) veo mejor posicionado a Kirón para que se manifieste su arquetipo, ya que VIII exigirá limpieza y depuración, previa aceptación de lo más bajo, doloroso y negado de su naturaleza. Marte en Aire se «armará» desde el plano mental, y Géminis puede inducirlo a abrir muchos frentes de batalla al mismo tiempo, tal vez ganando pocas o ninguna. Kirón tenso a Marte se parece a Kirón en Aries, sugiriendo comportamientos sumamente belicosos. Es posible que tanta energía multidireccionada pueda generar momentos de desequilibrio mental. Marte en VIII impulsa el abordaje profundo de los contenidos inconscientes. Es importante destacar que la cúspide de IV está en Acuario, lo que estaría hablando de una gran capacidad para «entrar y salir de estos lugares», sin quedar atrapado por la víctima o el victimario, creando un espacio de comprensión y perdón para que el Sanador se manifieste. Poder nombrar la herida para incorporarla a la conciencia y así lograr objetividad para analizar los contenidos.

Marte en VIII Géminis cuadratura Neptuno en X Virgo: aquí el primero choca contra un planeta cuya función es disolver y, en este caso, se daría en el plano mental, generando continuos cuestionamientos sobre «sus luchas», aumentando la confusión ya existente. La resolución está en la posibilidad de que Marte contacte con sus partes más sensibles. En realidad, es la posibilidad de convertirse en un «guerrero sagrado»

Neptuno en X cuadratura Luna Sagitario en II: Neptuno en X sería la confirmación de que la propuesta del Sol en II se concretó. Aquí se trascendió lo personal y este Sol en Fuego es convocante y admirado. Creo que el sacrificio que pide Neptuno es que se descentre y repare en «los otros» (tan importantes para la propuesta de esta Casa X.) Se da la paradoja de que un planeta tan determinante en la estimulación y expresión de su talento pueda ser resistido por efecto del predominio de Tierra y Fuego. Respecto el sacrificio que Neptuno pide a la Luna , tendría relación con la tendencia que ella tiene al «escapismo» y por ende a no contactar con las emociones. El, con su acción diluyente podría manifestarse como proyectando «varios rostros» en forma de mensajes fluctuantes, confusos y como consecuencia, desestabilizantes, activando la fantasía del niño que construirá «diferentes realidades» a partir de una gran identificación con ella (la madre)

Neptuno en X cuadratura Mercurio Sagitario en II: el primero estaría inhibiendo o acotando la expresión oral. Relacionando a Mercurio con Casa III, reaparece el tema con el/los hermanos (Plutón cúspide de III), que estaría mostrando un bloque traumático, muy bien resguardado por Capricornio. Tal vez el sacrificio que está pidiendo tenga que ver con mostrar y/o hablar de lo que le produce vergüenza.

Neptuno cuadratura Sol Sagitario en II: el sacrificio podría consistir en bajar el nivel de arrogancia que puede generarse en II (debido a la seguridad en la propia imagen que allí cobra forma) y la sobre estimulación que le da ser regente de Leo en X, lo que significaría «más de lo mismo» en algunos aspectos.

Cúspide de II en Sagitario, con Júpiter en Capricornio – cuadratura Kirón en Piscis: este aspecto podría indicar que la función expansiva de Júpiter tal vez pueda sobredimensionar la profunda herida de IV, provocando emociones incontenibles. Su cúspide en Acuario (cuadratura mediante), hablaría de cierta resistencia o dificultad para integrarse a «los otros» debido a que la confianza puede estar disminuida (Júpiter está en caída) y tal vez, la única certeza sea la del propio dolor. Que la conciencia registre a Júpiter sería la forma de adquirir confianza para no temer hacer los cambios que sean necesarios.

Oposiciones:
Luna, Mercurio, Sol en Sagitario en II Marte en Géminis en VIII; y Kirón en Piscis en IV – Neptuno en X:
La primera oposición (Mercurio Marte) indicaría que el plano mental va a estar sumamente exigido. Aquí hay una mente que analiza y otra que hace síntesis, lo que sugiere que, mientras la conciencia no las identifique, las decisiones que se tomen pueden (no siempre) ser las adecuadas. Puede haber abrumantes dudas a la hora de abordar las exigencias de este aspecto. También el antagonismo se da en las Casas respectivas, mientras Mercurio puede hacer «una declaración de derechos» en lo que respecta a SU dinero, Marte en VIII puede quedar atrapado en los argumentos (Géminis) de LOS OTROS (el dinero de los demás).

*Nota de la escuela: las oposiciones de Marte con la Luna y el Sol están en la página 7: Marte en Géminis en VIII.

Segunda Oposición (Kirón Neptuno): este aspecto estaría mostrando que hay una altísima resonancia con «la herida», descargándose sobre IV y desbordando el dolor que allí existe. No puede ponerle límites (Neptuno), pero a la vez, éste actúa desde X como un gran liberador, por medio (en este caso) de la expresión musical, al parecer, la forma más concreta para expresar sus angustias al mundo y hacer catarsis. En esta polaridad se da lo sagrado, la trascendencia, y muestra como estos dos signos intercambian sus regentes proyectándolos mutuamente. También me habla de crisis intensas donde los vínculos son afectados. Aquí se generan y liberan energías, por lo que la actividad es constante (o sea, el conflicto)

Análisis del Gran Trino de Tierra: Plutón Urano Neptuno.
Esta configuración, por encontrarse en Tierra, afirma y concentra su acción benéfica. Al menos aquí hay seguridad. Si bien podría resultar en detrimento de la búsqueda de nuevos intereses debido a que «todo está bien» (en el orden de este Trino), creo que la cantidad y calidad del Fuego de esta carta, lo sacaría de una posible inercia, al menos cada tanto. Todo lo que aquí se genere será palpable, lo que apoya el principio de seguridad. Los sentidos estarán despiertos y el cuerpo físico tendrá oportunidad de recuperarse de tanto zarandeo.

Casa III – Plutón: se expresará por medio de una mente poderosa en la Casa que representa las relaciones más cercanas. Si Plutón expresara su aspecto destructivo, en esta Casa podría condicionar una modalidad vinculante traumática. Lo que brindaría Plutón en el Gran Trino es la posibilidad de drenar el dolor, expresándose sin temor (en este caso por medio de la música) y también beneficiarse con su frontalidad.

Trígono a Urano en Cúspide de VII: hay necesidad de espacio, rechazo a lo pautado y a la dependencia con los otros y de los otros. Este «diálogo» entre Plutón – Urano estaría facilitando la aceptación de cambios bruscos, quizás protegiéndolo de la inestabilidad psíquica y emocional que provocan los otros aspectos.

Trígono a Neptuno en X: en esta Casa mostramos lo que realmente somos ó la imagen que construimos para ser reconocidos. La acción de Urano en aspecto blando estaría hablando de que se llegó a esta Casa con el verdadero rostro, al que Neptuno le confiere las energías propicias para que su hiper sensibilidad y talento sean admirados.

Cierro este Gran Trino con Neptuno trígono Plutón, que me hace pensar en la posibilidad de que Neptuno «ablande» esta mente cerrada y obsesiva, dándole alivio a la presión que soporta. Son tres colosos trabajando y aportando en mutua armonía la expresión más sutil de sus funciones. Suman intensa profundidad y capacidad para soportar grandes crisis, con libertad, desapego, objetividad y una extraordinaria amorosidad sumada a una exquisita sensibilidad.

Sextil Venus Kirón: es un aspecto maravilloso porque se está expresando en una de las Casas más heridas e importante de este mandala. Venus en Capricornio en III establece un diálogo fluido con Kirón, a quien Piscis impregna de una altísima sensibilidad. Puedo interpretar que hay un intercambio de ideas, una conexión mental que parte de una Venus en Tierra que aporta estructura a este «diálogo», ayudando a que la natural tendencia a la fantasía (Piscis) dé lugar a más objetividad. Quizás la máxima expresión de este sextil sería brindar la suficiente confianza para contactar con los contenidos de IV, analizarlos, comprenderlos y perdonarlos, produciendo la alquimia necesaria para que surja el tercer rostro de Kirón, El Sanador. Venus está en aspecto menguante lo que indica que hay conocimiento, experiencia para realizar lo que este sextil propone.

Ascendente en Escorpio: los signos del Ascendente impregnan las Cartas con su energía y muestran la manera en que veremos al mundo y como lo enfrentaremos. Existe una identificación, desde la matriz psíquica en este caso de Aire que debemos concientizar para llegar a nuestro Sol plenamente. Se trata aquí de una energía muy densa, poderosa, intensa, que se manifestará de acuerdo con el estadío escorpiano que la conciencia haya incorporado. Escorpio es tanático, porque sabe que todo es un constante morir para renacer. También es el deseo intenso y una profunda atracción por lo oculto. Sugiere conductas obsesivas y manipulación. Las respuestas las encontrará «buceando» y enfrentando lo más negado de su naturaleza.

Plutón regente del ascendente: está en Cúspide de III y dice acerca de problemas con relación a los hermanos que pueden ir desde la rivalidad hasta el incesto. Plutón en III da una mente que opera como un láser. Esta Casa cuenta que tipo de situaciones pudieron haber marcado su infancia. Con Plutón en cúspide, lo que haya sucedido tendrá el sello escorpiano, por lo que puedo suponer que el conflicto fue vivido de un modo autodestructivo, con culpa o vergüenza y (tal vez) reprimiendo sentimientos desmedidos. Quizás optó por poner (lo que haya sido) en la parte más oscura de su mente por temor a la reacción del entorno o a la suya propia. Este tipo de actitud podría más tarde dar forma a una personalidad explosiva. Tal vez su Luna Sagitario pudo influirlo para que negara sentimientos «oscuros».

Descendente en Tauro: este signo debería poner «paños fríos» a la voracidad de Escorpio, porque le estaría brindando continente, estabilidad y paciencia pero, también en la Casa VII está Urano, proyectando hacia Escorpio en I, la sensación de discontinuidad y más insatisfacción. Esto último no es producto del deseo sino de la dificultad para concluir un proceso. Igualmente la función de Urano es que nada permanezca igual por mucho tiempo. Incorporarlo evitaría que lo actúen «los otros» y le daría la oportunidad de poder abrirse a los cambios en lugar de padecerlos.

Casas – Signos – Planetas:
Sol Sagitario en II: la función solar siempre da forma a la propia imagen (interna y externa), y en II necesita afirmarse en los aspectos materiales para lograr una estructura que le dé seguridad. Hay necesidad de ser reconocido por sus valores. Sagitario puede llevarlo a idealizar, haciendo que oscile entre ésto y todo lo concreto que pide esta Casa. Sagitario contiene tres niveles de energía: Cuerpo (materia), Alma y Espíritu, y el trabajo consiste en integrarlos sin desmedro de ninguno. En Casa II es fundamental hacer contacto con el cuerpo físico, reconocer sus necesidades y satisfacerlas. Escindirlo puede llevar aparejado futuros problemas de salud (Beethoven los padeció a lo largo de su vida). Luna en Sagitario en II: es una Luna Nueva (Sol conjunción Luna), lo que equivale a máxima energía, que Casa II debe contener para que tomen forma sus contenidos. Este aspecto lunar hablaría de «padres indiferenciados», por lo tanto ambos son conflictivos para su psiquis. Tal vez haya sentido que su madre «quemaba». Esta Luna tiene tendencia al dogmatismo, «escapa» del contacto emocional y por ende puede caer en la negación; mientras la conciencia no lo identifique, a este lugar irá cada vez que se active el mecanismo.

Mercurio conjunción Sol en Sagitario en II: el primero está en exilio, lo que habla de una energía muy direccionada, que pondría fronteras a la natural curiosidad de este arquetipo. De todas formas la conjunción siempre significa suma de energías y su resolución tiende a una buena vinculación de los planetas que la integran. Aquí Mercurio contribuirá para la construcción de la propia imagen. La capacidad de este planeta y su habilidad para «hacer negocios» me hace pensar en el representante perfecto para los talentos de este Sol. La búsqueda de conocimiento tendría que ver con la seguridad y evitar poner en riesgo los valores personales.

Júpiter en Capricornio en II: es el cuarto planeta que ocupa esta Casa y se encuentra en caída, como ya dijimos. Se puede pensar que este planeta tan facilitador y expansivo, al actuar sus energías desde la Tierra , obligará a que todo tenga un proceso más lento pero apuntando a lo material y tangible. Si bien Júpiter está en caída, hay que tener presente que es el regente de Sagitario, con quien comparte la Casa II, y ésto me sugiere que quizás se manifieste de manera pendular, sintiendo que de pronto todas las puertas se abrieron y de la misma forma se cerraron. Esto acotaría la confianza propia de Júpiter. Como no tiene Aspectos tensos con Mercurio, creo que el hecho de compartir la misma Casa, favorece la función de cada uno, complementándose el discípulo con el maestro.

Venus en Capricornio en III: como interpreto que la relación entre el contenido de esta Casa y Plutón en su cúspide son determinantes del tipo de conflicto que existe, creo que esta Venus en Tierra, y sin aspectos tensos, habla de una presencia femenina que tal vez oficiara de continente de una situación muy desestabilizante. Quizás no desde las demostraciones de afecto, sino más bien por la estructura que brinda. También representa su Anima, mostrando un ideal femenino basado en la discreción, tenacidad y poco afecta a los derroches, pero bien dispuesta para el diálogo y el intercambio de ideas.

Cúspide de Acuario en IV Kirón en Piscis: aquí la «conciencia de Red» exige profundizar ya que IV es la raíz, la zona más oscura del mandala, y Kirón en Piscis actúa como una plomada que lo obliga a la introspección. Este es el espacio donde la «herida» kironiana se manifiesta. La familia le duele. Si uno Luna Sagitario, Plutón en III y Kirón Piscis en IV (sumado a que aquí podría estar la madre), no tengo dudas que el dolor ha sido de una intensidad enorme. Pudo ocurrir que la energía lunar se impusiera con su talento para ver sólo el lado positivo de las cosas (el refugio ideal), inhibiendo la necesidad de ser escuchado, y viviendo esta situación como de abandono o maltrato. Es posible que la «herida», si fue negada en la primera etapa, aflore más tarde con gran virulencia. Estando Kirón en oposición Neptuno, entiendo que hay una altísima resonancia con la «herida», descargándose sobre IV y desbordando el dolor que allí existe. Es como si no pudiera ponerle límites. A la vez, Neptuno desde X actúa como liberador, por medio, en este caso, de la expresión musical, al parecer la forma más concreta de expresar sus angustias al mundo y hacer catarsis. En esta Polaridad se da lo Sagrado, la Trascendencia , y estos dos signos intercambian sus regentes proyectándolos mutuamente. Me habla de crisis intensas donde los vínculos son afectados. Aquí se generan y liberan energías uranianas, por lo que imagino básicamente discontinuidad, inestabilidad en todos los órdenes y una sensación íntima de no pertenencia, manifestándose todo en forma intermitente. Tal vez sus integrantes estuvieran muy volcados «al afuera» imposibilitando un espacio en común.

Cúspide de V en Piscis: no hay planetas, pero Neptuno, su regente, en X expone los frutos de la creatividad latentes en V. Creo que Neptuno, aunque se halla en exilio en Virgo, igual recibe el estímulo del signo del cual es regente (lo tiene enfrente); y ambos ocupan Casas Angulares que empujan a la acción. Quizás el niño interior, tan herido, haya encontrado mediante su obra, la atención, afecto y valorización que tanto le faltó.

Cúspide de VI en Aries: aquí tampoco hay planetas, pero la exigencia de discriminar (por ser la Casa análoga a Virgo) para que quede lo mejor es una tarea imprescindible. En esta área se muestra como nos relacionamos con los otros en nuestro espacio laboral, con nuestros jefes o subalternos. La dificultad de Aries reside en que «no hay un otro», lo que supone que habrá complicaciones en este ámbito en caso de no poder tener espacio suficiente para que sus impulsos creativos puedan expresarse sin condicionamientos. Marte (su regente) está en II, lo que mostraría que «la palabra» tendrá el poder de una espada toda vez que sienta amenazada su individualidad. Con respecto al cuerpo físico, también supone un pobre registro de sus necesidades, las que en algún momento podrían manifestarse en enfermedades que obliguen a períodos de inactividad (como una respuesta al exceso).

Urano en Tauro en VII: lo describo en el Ascendente, y agrego que tenso a Saturno es probable que sienta la necesidad de una relación estable, y en caso de lograrla no pueda sostenerla porque «los lazos» puede vivirlos como ataduras. Una imagen que visualizo de Tauro en VII proyectándose hacia I, es la de una paisaje calmo, como un oasis (opuesto a Escorpio), pero donde merodea un francotirador.

Marte en Géminis en VIII: es el único planeta en Aire. Este guerrero luchará desde el plano mental con ideas y palabras, con el riesgo de que Géminis pueda estimularlo a librar muchas batallas al mismo tiempo, tal vez ganando pocas o ninguna. La oposición a Mercurio indica problemas vinculares, y con Luna Mercurio Sol está mostrando que los mismos tienen relación con la madre, padre y hermanos. La Casa VIII exige confrontar con los «monstruos» que tienen origen en el núcleo familiar; además se puede suponer que existieron problemas con respecto a herencias y otros temas legales. En esta Casa habita el misterio y es posible que Marte lo empuje a poner en descubierto todo lo que se niega a ver. También aquí el sexo tiene preponderancia y es campo de batalla propicio para Marte.

Cúspide de IX en Cáncer Saturno en Leo: esta Casa (religión, síntesis, filosofía) se abre desde una íntima y profunda sensibilidad. El espíritu se nutre en una búsqueda constante. Esta área se vive como un lugar seguro y cálido, pero sólo en un principio ya que Saturno en Fuego estaría inhibiendo la constante búsqueda de significados y la confianza de «ir por más». Está en Cuadratura con Urano y esto puede significar que los límites y procesos saturninos sufran cambios inesperados, obligando a nuevas construcciones. Tenso con Plutón en Cúspide de III sugiere un padre autoritario y tal vez despótico. Este quincuncio producirá situaciones que, en algún momento, serán concientizadas, dando lugar a la posibilidad de discriminarlas y resolverlas, aprendiendo a articular la mente concreta (Casa III) con la abstracta (Casa IX).

Cúspide de X en Leo Neptuno en Virgo: indica que los honores, frutos del talento, y la imagen pública tienen el sello de Leo. En este espacio debería sobrar seguridad en sí mismo que actúe como un imán, ya que el Sol, su regente, desde II tiene la fórmula para construir la imagen interna que, con Leo en X, es exhibida y admirada. Esta es también la «Casa del padre», donde su imagen es proyectada sobre el inconsciente colectivo por Neptuno, probablemente de manera constante y asfixiante desde un sitio de mucha exposición.

Neptuno en X Cuadratura Luna en II: seguramente la madre ha debido soportar el agobio de este transpersonal que filtrará su energía por todas las grietas que encuentre. El stellium de Fuego Sagitario en II podría haber sido de gran ayuda a la hora de encontrar buenas razones que justifiquen estados emocionales no deseados, una forma de «escapar» de un Neptuno dominante.

Saturno en IX trígono Luna: indica que disponía de los «límites protectores» que Saturno pudo brindarle desde este trígono.

Neptuno en X cuadratura Mercurio en II: ya dijimos que Mercurio está en exilio, incómodamente direccionado, y Neptuno seguramente lo socave en pos de que tenga una mirada más holística. También puede estar pidiendo que «baje» la velocidad. Este aspecto indicaría dificultades en la escolaridad temprana debido a que Neptuno convoca a estados de ensoñaciones profundas, interpretados como «falta de atención». En cuanto a los hermanos se sigue destacando que los vínculos entre ellos eran conflictivos. Pudo ser que sintiera que él/ellos eran más favorecidos por los padres, o que le quitaban protagonismo, incluso esto puede darse a partir de un hermano muerto o enfermo (Plutón en III) que lo colocaría en un segundo plano. Este aspecto también puede mostrar una mente que tergiversa (confunde) contenidos emocionales, dando forma a «construcciones» que tal vez no se corresponden con experiencias reales. La comunicación estaría inhibida, debido a la sensación de que «no es seguro hablar», pero el diálogo será interno, mental y probablemente corrosivo porque la energía de Neptuno siempre encontrará un lugar por donde entrar. La resolución propuesta por este aspecto es reconciliar a los dos hemisferios cerebrales.

Neptuno X Cuadratura Sol II: La impresión es que el primero» vierte» un torrente de emociones y fantasías sobre el Sol que ocupa una Casa con contenidos concretos, palpables y que apuntan a la autoafirmación. El ego en construcción puede fluctuar entre la seguridad de la propia imagen y lo opuesto.
La elección de esta Carta está íntimamente ligada a mi infancia y a un ser que la enriqueció con conocimientos y amor. Para vos, «tía» Eugenia, (a quien llamaban la viuda de Beethoven) con mi recuerdo y agradecimiento eternos. También mi gratitud para mi querida amiga Marta Blázquez.

Este trabajo es fruto de los profundos conocimientos de mi profesora Leonor, cuya generosidad me ha dado acceso a este maravilloso mundo de la Astrología Humanista que tantos cambios positivos está produciendo en mi vida. ¡Gracias!

María Concepción Vecchio

Al terminar esta carta, mi hijo me regaló una de las muchas biografías que se han escrito sobre Beethoven; ésta (de la que extraigo algunos contenidos) pertenece a Maynard Solomon y creo necesario hacerlo para lograr una lectura más profunda de su Carta. Ludwig Van Beethoven nació en el seno de una familia de músicos de la corte del electorado de Colonia, con asiento en Bonn. Su abuelo fue un talentoso músico de dicha corte, siendo sucedido por su hijo Johann, tenor y músico de moderado talento. Johann se casa con María Magdalena Leym el 12 de noviembre de 1767. El primer hijo, Ludwig María, fue bautizado el 2 de abril de 1769, y vivió seis días. El segundo Ludwig es bautizado el 17 de diciembre de 1770. Les suceden: Caspar en 1774, Nikolaus en 1776, Franziska en 1779 (vive pocos días) Franz en 1781 (vive un año y siete meses) y Margaretha en 1786 que muere al año y Medio. Esta secuencia de hechos pareciera no ofrecer dificultades biográficas, sin embargo, una serie de errores condicionaron muchas de las actitudes emocionales a lo largo de su vida (Neptuno en X cuadratura Mercurio en III). El resultado fue la «incertidumbre» (Cuadrado Cósmico Mudable) respecto al año de su nacimiento, creyendo durante la mayor parte de su vida que había nacido en 1772.

Este error se le atribuyó al padre, en su afán de promover el talento de su hijo como otro niño prodigio estilo Mozart. Luego quedaría demostrado que él nada tuvo que ver, y el error partiría de la reducción de un año en las primeras dos décadas de Beethoven (sus colaboradores y tal vez también sus padres creían que había nacido en 1771). Por lo tanto la tenaz creencia de que había nacido en diciembre de 1772, se originó en su propia mente. Algo afín y con alto significado emocional es la incertidumbre acerca de su propio linaje: se dijo que era hijo ilegítimo del rey de Prusia, también de Federico el Grande, incluso de Federico Guillermo II. Pese a las presiones para que refutara estos dichos Beethoven no sólo no reaccionaba, tampoco permitía que ninguno de sus amigos dudase de su linaje real La respuesta a afirmarse en esta fantasía se encuentra en las vivencias más tempranas, las de su infancia en Bonn: su abuela paterna es recluida en un convento debido a su alcoholismo y muere allí cuando Beethoven tenía cinco años; él nunca hizo mención a su existencia (¿negación sagitariana?). A su padre se le atribuye «haber aliviado de todos sus ahorros a su suegra», condenándola a una vejez de extrema pobreza. La sucesión de pesares que soportó su madre a partir del matrimonio, se manifestaban en habituales comentarios en contra del mismo, e influyeron en las opiniones que Beethoven mantuvo al respecto. Su padre nunca logró progresar en los estudios, por lo que ingresa como soprano y violinista a la capilla de la corte, para luego pasar al coro del electorado (debido al cambio de voz), donde permanece hasta los últimos años donde su notable alcoholismo lo obliga a retirarse. Durante los primeros años del matrimonio, la familia estuvo bajo la protección del abuelo Ludwig. La nuera reconocía su autoridad e incluso lo exaltaba en su condición de jefe patriarcal de la familia (¿Luna trígono Saturno?), y además le dio un nieto que llevaba su nombre y no el del propio padre (Johann).

LA NIÑEZ
Hay abundantes pruebas del efecto fundamental que ejercieron, en la vida temprana de Beethoven, las tensiones y conflictos de su constelación familiar (Kirón en Piscis en IV) El modelo del padre había sido derribado y la exaltación del abuelo asumió proporciones heroicas; la admiración por él rozó el culto que se dispensa al héroe y el deseo de emularlo lo acompañó toda su vida. El origen de este conflicto surge cuando su padre comienza a utilizar el talento del niño (contaba con solo cuatro o cinco años) como un medio para afirmar su supremacía en la familia más que la oportunidad para instruir a ese ser maravillosamente dotado en el arte de tocar el clavecín y el violín. Dirigió brutal y caprichosamente la educación de su hijo; una amiga recuerda que era «un niño menudo, de pie sobre un pequeño taburete, frente al clavecín al que su padre lo había condenado tan temprano». Otro hace referencia a que su padre volvía a la casa a medianoche y encontrándolo dormido lo despertaba rudamente mientras el niño trataba de entender… y llorando se acercaba al piano, donde permanecía hasta la mañana. «El talento de su hijo lo glorificaba». También se empeñó en inhibirlo en su natural capacidad pala la improvisación (Neptuno en X oposición Kirón en IV). Generalmente Beethoven no hablaba de los primeros años de su niñez y cuando lo hacía parecía confundido e inseguro. Hay indicios de que su madre no protestaba contra el trato que su marido dispensaba al niño, y que la atención que ella ponía en su hijo era insuficiente para compensar las consecuencias negativas de los actos de su marido (Luna Sagitario). La única anécdota de su niñez donde se refleja el amor de su madre, se remonta a un viaje donde debieron soportar un golpe de frío y ella mantuvo los pies del niño en su regazo para que no se helaran. Las dificultades que afrontó Beethoven para establecer una relación amorosa con una mujer, así como su tendencia a la misoginia, quizás se originaron en la relación insatisfactoria con la madre. Respecto al padre, a fines de 1780 (tenía unos diez años) Beethoven ya manifiesta la cólera contra él. No obstante y a pesar de todo, el niño mostraba una veta de ternura hacia él cuando encabezaba, junto a sus dos hermanos, la búsqueda del padre borracho para llevarlo a casa, intercediendo desesperadamente para evitar que lo arrestaran. Hay aquí un esquema de circunstancias, actos y actitudes de familia que muy bien podrían haberlo llevado a una desilusión y desesperación permanentes. Que pudiera soportar estas tensiones es la prueba de la fuerza y tenacidad de Beethoven (Gran Trino de Tierra). No había esperanzas de establecer relaciones cálidas y afectuosas y tendió a apartarse de sus amigos y también de sus padres. Sus horas felices eran cuando estaba completamente solo. Era tímido y hablaba en monosílabos, lo recordaban como aislado y descuidado. Alguien escribió «parece que su madre ya habría muerto» porque se caracterizaba por la suciedad y la negligencia. Es probable que esto fuese un silencioso pedido de auxilio, la manifestación de una angustia que no se atrevía a expresar con palabras. Beethoven no aprendía mucho en la escuela, no se veía en él la chispa de genio que después resplandeció con tanto brillo. Esto confirmaría que el niño genial (o potencialmente genial) es solitario porque percibe su propia diferencia y por lo tanto se siente aislado e inferior. En circunstancias comunes sería imposible delinear la topografía de esta vida, de la fantasía, sin embargo Beethoven suministró varias pistas acerca de su psiquis en el engaño respecto a la fecha de su nacimiento y su negativa a refutar las versiones acerca de su parentesco real. Las frecuentes y justificadas quejas de su madre respecto al alcoholismo e ineficacia de su padre y los elogios que ella hacía de su suegro, eran por contraste una crítica a las fallas de Johann como padre y marido. En definitiva, la novela de familia de Beethoven implicaba la creencia de que él era el «falso» hijo, que nunca podría ocupar el lugar del hermano muerto (Plutón en cúspide de III) Su fantasía de ennoblecimiento fue no sólo la afirmación de una nobleza deseada sino la admisión de un patético anhelo de haber sido el primogénito, llorado pero nunca olvidado por sus padres. Por lo tanto, todas sus fantasías pueden tener una fuente única y transparente: pueden ser la expresión simbólica de que no se lo amaba ni deseaba. Son el clamor profundamente sentido, y sin respuesta, de un niño que ansía el amor de sus padres.

La segunda década de Beethoven
Al comienzo de la segunda década empieza a consolidarse su carrera como músico, mostrándose como compositor y organista. Ya no se lo veía descuidado ni mal vestido y usaba el atuendo de gala del músico de la corte: levita verde mar, briches verdes hasta la rodilla con hebillas, medias de seda blanca o negra, zapatos con moño de raso negro, chaleco bordado con bolsillos y recamado en hilos de oro, los cabellos ensortijados unidos en una coleta, el sombrero bajo el brazo izquierdo y la espada sobre el mismo lado con cinturón de plata. A los doce años se le asigna el puesto de cimbalista que lo obliga a dirigir la orquesta desde el teclado y a ejecutar leyendo al mismo tiempo la partitura general. Una serie de fracasos se sumaron a la muerte de su madre (julio de 1787) seguida por la de su pequeña hermana en el mes de noviembre. Es posible que estas pérdidas hayan paralizado el desarrollo creador de Beethoven y contribuido a una pausa prolongada. Ahora debía afrontar la responsabilidad de la economía familiar, convirtiéndose en tutor de su padre que se había abandonado a una existencia narcotizada. El peso llegó a ser insoportable, obligándolo a apartar de su camino al padre parasitario a quien amaba y al mismo tiempo despreciaba y que le impedía realizarse como compositor y como hombre. A fines de 1789 pide al elector que se le pague la mitad del sueldo de su padre y queeste sea retirado del servicio, incluso se lo exiliara de Bonn. La respuesta fue favorable, pero para hacerla efectiva debía presentar un documento que, a pedido de su padre, nunca fue entregado. Johann ofreció pagarle ese dinero a cambio de que no fuese de conocimiento público su incapacidad para hacerse cargo de su familia. El pedido de Beethoven estaba justificado por las circunstancias, pero no se sintió capaz de llevarlo a cabo (quizás por sus implicaciones parricidas) que aceptara el ruego del padre para retener un fragmento de dignidad, habla de una medida de devoción y fuerza interior por parte del hijo. Luego, con la muerte del padre, queda demostrada la incapacidad de Beethoven para verbalizar el sentimiento de pérdida ante la muerte de sus seres amados, algo que fue característico a lo largo de su vida. Es digno de resaltar que esto se produjo un mes después de la partida de Beethoven a Viena y que a pesar de sus repetidas declaraciones acerca de su deseo de regresar a su ciudad natal y visitar la tumba de sus padres, él nunca volvió a Bonn.­Sin embargo lo hizo simbólica y espiritualmente durante sus últimos años, cuando de nuevo abordó los problemas no resueltos de su niñez (la atávica Casa IV ) y alcanzó una nueva forma de comprensión de sí mismo. Beethoven sentía una «extraordinaria aversión» por la enseñanza y en el esfuerzo por superarla contó con la ayuda de la viuda Frau Helen Von Breuning, a quien sin duda asignó el papel de madre sustituta. Ella supo protegerlo de las «lisonjas pegajosas» y de su propia tendencia a la vanidad: era capaz de «obligarlo a cumplir sus deberes». Podría ser ella la presencia femenina que menciono en la Carta (Venus Capricornio en III sextil a Kirón en IV) Su conflictuado carácter lo llevaba desde una torturante melancolía a reacciones violentas o caprichosas, que Frau Helen llamaba «raptus». Pero lo más doloroso era su incapacidad para establecer una relación amorosa con ninguna mujer, quizás porque inevitablemente se sentía atraído por aquellas que estaban ya unidas o comprometidas con otros (Urano en Cúspide de VII) Esta intensa pasión por lo inalcanzable se seguirá manifestando más avanzada su vida.

El Iluminismo (búsqueda de un sistema de creencias: Sagitario)
Beethoven había encontrado su lugar en la sociedad y había aceptado tal vez sin discutirla la ideología avanzada que era corriente en su comunidad. A lo largo de su vida se orientó siempre por una creencia en los principios de la libertad política, la excelencia personal y la acción ética. Su devoción al arte y la belleza y su aceptación de las principales ideas del Iluminismo: virtud, razón, progreso, libertad y fraternidad universal sirvieron quizás para contener la erupción de las fuerzas íntimas engendradas por las condiciones de su niñez y las graves dificultades de su adolescencia. El solía afirmar que su consagración a la virtud provenía de su propia infancia: «Desde que era niño mi principal felicidad y mi mayor placer ha sido la posibilidad de hacer algo por mi prójimo.» Como se ve, la virtud y el servicio a la humanidad, fueron metas conscientes de Beethoven desde muy temprana edad. No hay indicios, durante su residencia en Bonn, de que tuviese convicciones religiosas y menos aún de que practicase la religión católica, que era la de su familia. Parece evidente que el Iluminismo y sobre todo las concepciones morales kantianas fueron para Beethoven y muchos de sus compatriotas, una suerte de ideología sustitutiva durante ese período.

Su Música
La posibilidad de que se haya sentido atraído por el tema de la muerte (Ascendente Escorpio) es evidente en varios Lieders de la época de Bonn y quizás en la elección de una marcha fúnebre patética como tema de su primera obra publicada «Las variaciones sobres una marcha de Dressler». El tema dramático de su Cantata Joseph (la muerte de un buen príncipe) parece haber permitido a Beethoven la expresión de sentimientos más profundos, incluso su pasión por el Heroísmo. Por consiguiente es posible que esta Cantata también exprese sus sentimientos contradictorios sobre su padre, que por entonces estaba reducido a una existencia mezquina y espectral. Los elementos incipientes del estilo «heroico», desaparecieron durante más de una década de la paleta musical de Beethoven, ahora debía asimilar, tardíamente, el contrapunto, las formas y estilos de la escuela vienesa.

La Amada Inmortal: El enigma
Ya quedó probado que Beethoven se enamoró con mucha frecuencia y que sus vínculos tenían una breve duración; la contradicción era su decisión de consagrarse al trabajo ante la posibilidad de un vínculo permanente con una mujer. Pero, la que fue conocida como la Amada Inmortal tuvo diferente carácter. Por primera y única vez había conocido a quien retribuiría su amor cabalmente. El enigma estaría resuelto luego de profundas investigaciones biográficas: la mujer en cuestión sería Antonie Brentano, a quien él dedicó sus Treinta y tres Variaciones sobre un Vals de Diabelli, opus 120. Se conocieron en 1810 (él tenía cuarenta años) y se estableció una estrecha amistad que aumentó en intensidad los dos años siguientes. Antoine, casada con un hombre bueno pero que no amaba, tal vez intentó tardíamente afirmar el derecho de elegir a su propio amado, pero cuando mostró la decisión de abandonar a su marido, Beethoven demostró no estar preparado para el súbito giro de los acontecimientos. Aturdido intentó desesperadamente responder en el mismo tono, pero no pudo disimular su actitud ambivalente, por lo que ella sufrió una gran decepción. A pesar de su intento por convencerla de que lo que ella proponía sólo era cuestión de tiempo, el sabía que era incapaz de aceptar la oportunidad que Antoine le ofrecía. Esta unión se veía impedida por los fantasmas de su pasado y su única esperanza fue que ella comprendiera la implacable barrera que se oponía a esta unión, pero sin que, al mismo tiempo, le negase su amor. Fue mérito eterno de Antoine haberse mostrado a la altura de esta pretensión, en compensación ella ha merecido un tipo especial de inmortalidad.

Beethoven y su sobrino
Cuando muere su hermano Caspar en 1815, deja una viuda (Johanna) y un hijo de nueve años (Karl) Beethoven quiso de inmediato la tutoría exclusiva del niño. Comenzaron las disputas con la madre. En 1826 Karl intenta suicidarse ante el dominio sofocante de su tío. Los problemas no resueltos de su constelación familiar (Kirón en IV) fueron trasladados al vínculo con estas dos personas. Ahora daba forma casi real a algunas fantasías disimuladas, elevando a la conciencia los engaños de una vida entera, con el fin de afrontarlos y neutralizarlos (trabajo que pide su Ascendente en Escorpio). Beethoven fue implacablemente hostil hacia Johanna, mostrando un odio ilimitado, que puede interpretarse como una forma de rechazar enérgicos impulsos positivos. A pesar de todo no pudo romper el vínculo que unía a la madre con el hijo. Respecto al sobrino, éste debió soportar por parte de su tío, períodos de «torturante ternura» alternados con quejas y reproches. Con el tiempo fue dando forma a un «matrimonio» en el cual ningún miembro de la «familia» convivía con el otro. Beethoven había creado la tríada fundamental: padre madre hijo, pero no fue capaz de unirlos en una familia cooperativa y protectora.

Reconstrucción
La crisis más prolongada de su vida ( dolorosa secuela del asunto de la Amada Inmortal ) concluyó en 1820. Ahora, golpeado y desgarrado por las tensiones y experiencias vividas (Gran Cuadrado Cósmico) , se dedica a reconstruir su vida y completar su obra.

Su salud
A la angustiante y paulatina sordera se sumó un gran deterioro de su salud que, gracias a un severo tratamiento lo liberó de una posible muerte. Momentáneamente a salvo de una crisis mortal, Beethoven al fin renuncia a la leyenda de su noble cuna. La salud vuelve a quebrarse: «Temblando y estremeciéndose, se doblaba en dos a causa de los dolores que destrozaban su hígado e intestinos, los pies estaban tremendamente hinchados, se acentuó la hidropesía, disminuyó la segregación de orina y su hígado mostró la presencia de nódulos duros, también se agravó la ictericia» (Cúspide de VI en Aries Regente Marte) Se le extrajeron hasta doce litros de fluidos abdominales y la extracción posterior fue cinco veces mayor. El fin se aproximaba y Beethoven necesitaba otra reconciliación, tal vez la más importante, nombró a su sobrino único legatario. De acuerdo con el testimonio de Anselm Hütenbrenner, que presenció la muerte de Beethoven, Johanna fue la única persona, fuera de él, que estuvo presente en el último instante. Su identidad se había ocultado, nadie podría creerlo. Es probable que Johanna fuese la Frau Van Beethoven que cortó un mechón de cabellos del genio y lo entregó Hütenbrenner como «recuerdo sagrado de su última hora». Los vieneses concurrieron en masa a despedirse de su compositor más grande. Fue enterrado en el cementerio parroquial con todos los honores merecidos. Entre los portadores de antorchas que lo escoltaban estaban sus amigos más íntimos y los principales músicos de Viena. Un coro entonó un solemne Miserere. Detrás del ataúd marcharon muchos amigos y admiradores encabezados por Nikolaus y Johanna van Beethoven. Como su obra ha sido consagrada a las paradojas y los orígenes, podemos terminar con las propias palabras de Beethoven al respecto: «Comencemos por las causas originales primarias de todas las cosas, con el modo en que algo vino a ser, y dónde y por qué nació de ese modo específico y se convirtió en que es, por qué algo es lo que es, por qué algo no puede ser exactamente así!!! Aquí, querido amigo, hemos llegado al espinoso punto que mi delicadeza me prohibe revelarle de inmediato. Todo lo que podemos decir es: No puede ser» Uno no necesita entender esto totalmente y tampoco Beethoven quiso que lo entendiéramos. Es mejor contestar al eterno interrogante hamletiano: «Muss es sein?» (¿Ha de ser así?) que es el último movimiento del último Cuarteto, con la sencilla e irónica réplica de Beethoven: «Es muss sein» (Así será)

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2 comentarios en “Beethoven: su carta, su vida y su obra”

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